Qué hay que ver cerca del Partenón de Atenas
La contemplación del gran templo del Partenón ya merece la pena por sí sola el viaje a Atenas. El Partenón es uno de esos monumentos que todos conocemos por haberlos vistos mil y una veces en libros, revistas o tele. Y sin embargo, cuando se admira en primera persona sigue sobrecogiendo. Pero una vez recuperado de la impresión, hay que descubrir otras muchas joyas que tiene cerca. ¿Cuáles? A continuación te lo contamos.
Dónde está el Partenón
Toda la ciudad de Atenas está asentada en un terreno con diferentes colinas. Pues bien, una destaca sobre todas ellas, ya que tiene carácter sagrado desde la Antigüedad. Es la Acrópolis.
Y precisamente en la Acrópolis es donde se elevan los restos del impactante Partenón. No obstante, una vez que nos vamos acercando se puede apreciar que ahí existen otros grandes monumentos de la vieja Grecia clásica.
La entrada a la Acrópolis: los Propileos
El paseo en ascenso hasta la Acrópolis es todo un placer. Es cierto que es en subida, pero recomendamos que se haga andando a todo aquel que no tenga impedimentos físicos. Merece la pena, ya que se van obteniendo maravillosas vistas de todo el conjunto.
Y además, como recompensa, es como mejor se aprecia la monumental entrada al recinto sagrado. Una entrada con unos grandiosos pórticos y escalinatas que se conocen como los Propileos.
El templo de Atenea Niké
Una vez atravesados los Propileos, lo primero que nos encontramos es un pequeño templo dedicado a la diosa Atenea Niké. Este templo de orden jónico es como una especie de antesala previa al grandioso Partenón, que nos espera en la explanada que vamos a descubrir tras esta primera construcción marmórea.
“Somos todos griegos. Nuestras leyes, nuestra literatura, nuestra religión, nuestras artes tienen su raíz en Grecia.”
-Percy Bysshe Shelley-
El templo de Erecteion
Ya hemos dicho que tras contemplar las elegantes formas del templo de Atenea Niké, a cortos pasos se abre la maravillosa explanada de la zona más alta de la Acrópolis. Y una vez allí es absolutamente imposible no dirigir la mirada hacia las altivas columnas del Partenón. Nunca un edificio en ruinas fue tan hermoso y nos lleva tanto rato contemplarlo.
Pero justo a un lado suyo hay otra maravillosa joya de la Atenas Clásica: el templo del Erecteion. Esta obra es un tanto posterior, ya que se realizó en los últimos años del siglo V antes de Cristo. Por ello se levantó siendo una obra de orden jónico, un tanto más evolucionado que el dórico del Partenón.
Sin embargo, su mayor encanto reside en la zona donde se encuentran las Cariátides: unas columnas con forma de mujer que son de lo más elegante que hicieron nunca los escultores griegos.
El Teatro Dioniso y el Odeón
El Partenón y todas las construcciones que hemos nombrado hasta ahora se encuentran en la cúspide de la Acrópolis. Sin embargo, en las laderas de esta colina también se hallan grandiosos vestigios de los tiempos en los que Atenas se transformó en la cuna de la civilización occidental.
Por ejemplo, se pueden visitar dos grandes teatros, uno más antiguo, el de Dioniso, y otro ya de tiempos romanos, el Odeón de Herodes Ático.
Lo cierto es que recomendamos este paseo por los aledaños del Partenón y por zonas de la Acrópolis menos transitadas por los turistas. Y, si eres aficionado al teatro, comprueba las fechas de celebración del Festival de Teatro, ya que quizás puedas asistir a alguna representación en estos escenarios con siglos y siglos de historia.
El barrio de Anafiotika
Por último, tras visitar el recinto de la Acrópolis y el viaje mental que nos propone a los tiempos de grandes hombres como Pericles, Sócrates o Platón, es necesario darse un paseo por el barrio que se despliega en su zona más cercana. Es el barrio de Anafiotika.
Un laberinto de calles humildes que se desarrollan a la sombra del Partenón y el resto de edificios de la Acrópolis. Un lugar por el que pasear tranquilamente y respirar la esencia de la Atenas actual, siempre impregnada del esplendor del pasado.