El observatorio astronómico del Midi de Bigorre en los Pirineos
La presencia del observatorio astronómico del Midi de Bigorre hace que esta sea la cima más accesible del Pirineo. Tanto en su vertiente francesa como en España. Y es que hasta allá arriba, a más de 2.700 metros de altitud, sube un teleférico. Y una vez allí, estamos mucho más cerca de las estrellas. Si quieres comprobarlo, ven con nosotros.
Historia del observatorio del Midi de Bigorre
El astrónomo François de Plantade ascendió hasta la cima del Midi de Bigorre en los Pirineos franceses en el año 1714. Él ya sabía que iba a contemplar un cielo estrellado fastuoso, pero lo que vio le dejó fascinado. Y desde entonces el pico cobró fama como lugar idóneo para avistar constelaciones, planetas y fenómenos astronómicos.
Esa fama fue creciendo, así que en el año 1878 se decidió construir allí un observatorio astronómico, que a 2.778 metros de altitud iba a ser uno de los más altos de Europa. Algo admirable, ya que por entonces todo se subía a pie y en caballerías porque el actual teleférico, por supuesto, todavía no existía.
El ascenso al Midi de Bigorre actualmente
En cambio, hoy en día apenas se tardan unos 10 minutos en subir en el teleférico, que parte de la estación invernal de La Mongie, una de las más visitadas por los esquiadores franceses en los Pirineos.
Se trata de un ascenso que salva un desnivel de 1.000 metros y que tiene un tramo realmente espectacular. Es el que va desde el Pic Taulet, a 2.342 metros, hasta el Midi de Bigorre. Un tramo en el que solo hay cable tendido entre los dos picos, sin apoyo alguno, vibrante pero seguro. Eso sí, quizás los que padecen de vértigo deberían abstenerse de subir.
Por cierto, este teleférico funciona todo los días del año, salvo si hace mucho viento. La razón es que gracias a él se abastecen las personas que viven de forma continua en el observatorio del Midi de Bigorre, que además se ha convertido en un destino turístico fantástico para un día en la montaña.
Las sorpresas de la cima
Es sorprendente lo que nos espera en ese observatorio. Por supuesto que está todo el instrumental científico de primer nivel y las instalaciones para todo el personal que ahí trabaja. Pero además, hay una cafetería donde tomar algo, un museo para saber mucho más del cosmos y una exposición sobre este lugar.
En esa exposición, entre otras cosas, se descubre que desde el Midi de Bigorre se ha colaborado con programas de la NASA, por ejemplo en lo referente a los viajes que se hicieron a la Luna con las misiones Apolo.
Turismo astronómico
El observatorio del Midi de Bigorre promueve diferentes actividades que combinan turismo y ciencia. Por ejemplo, es posible reservar plaza para dormir allí arriba, y así ver unas noches estrelladas maravillosas.
O también en la explanada del observatorio, rodeado por las cúpulas de los telescopios, se hacen actividades como mirar de día al sol, para ver las constantes llamaradas solares que emite nuestra estrella más cercana.
“Desde el lugar más reducido del mundo, cualquier hombre puede contemplar la inmensa grandeza del firmamento.”
-Vicente Risco-
Las otras vistas del Midi de Bigorre
Y además de la visión de los astros, la ascensión hasta la cumbre del Midi de Bigorre, también ofrece una panorámica excepcional de la cordillera. Desde ahí se ven los picos más altos ubicados en España, como el Aneto.
Además de ello, también se divisan otras montañas de dos parques nacionales, el de los Pirineos en territorio galo, y el de Ordesa en tierras hispanas. Un panorama, sin duda, espectacular.
Pero todavía queda una visión muy interesante. Y es la del cercano puerto del Tourmalet, que concluye a los pies del Midi de Bigorre y que, como el observatorio, es un buen destino para una excursión. En este caso para los aficionados ciclistas que quieren emular a los profesionales del Tour de Francia.