El curioso Museo de las Relaciones Rotas en Zagreb

El curioso Museo de las Relaciones Rotas en Zagreb

Escrito por Adrián Pérez

Última actualización: 11 noviembre, 2016

Cuando pensamos en un museo nos imaginamos cuadros, obras de arte, esculturas objetos antiguos… Sin embargo, hay otro tipo de exposiciones, contemporáneas, raras y llamativas. Vamos a conocer uno muy peculiar, el Museo de las Relaciones Rotas, todo un homenaje al desamor. Está en Zagreb, la capital de Croacia. ¡No te lo pierdas!

Museo de las Relaciones Rotas: un espacio único

El Museo de las Relaciones Rotas, se ha convertido en uno de los lugares más extraños y al mismo tiempo más llamativos de Europa. Un lugar dedicado, como su nombre indica, a los romances inconclusos y los amores fallidos. Alberga artículos de todo tipo que demuestran que el amor, a pesar de las promesas, no siempre es eterno.

Museo de las Relaciones Rotas
Museo de las Relaciones Rotas – Patrik Bitter / Flickr.com

Para poder entender el significado de cada objeto, al lado de ellos se ofrece un mensaje del antiguo propietario con la historia de la relación en cuestión, por qué fue algo importante y de qué manera se rompió.

El museo subsiste gracias a las donaciones, hechas por personas de todo el mundo y comenzó como una muestra itinerante por diferentes países en el año 2006. La colección se asentó en Croacia en octubre de 2010.

El origen de este peculiar museo

La idea de crear este museo surgió casi por casualidad. Sus artífices son dos artistas croatas, un escultor llamado Drazen Grubisic y una productora cinematográfica llamada Olinka Vistica… que ¡habían sido pareja!

La relación, que duró cuatro años, terminó en buenos términos y ambos dijeron, en broma, que podrían crear un museo con las cosas dejadas en la casa del otro. De allí a la exposición más curiosa del planeta hubo un solo paso.

Los objetos más extraños

En este museo se pueden contemplar los típicos regalos de enamorados o cartas de amor. Pero también se pueden encontrar objetos de lo más variado y extraño. Objetos que a veces dejan sin palabras.

Museo de las Relaciones Rotas
Museo de las Relaciones Rotas – Robert Nyman / Flickr.com

Entre los objetos “poco románticos” que podemos encontrar en este singular museo destaca un hacha con el que una novia despechada se desahogó… destrozando la casa de su expareja. O un gnomo de jardín que otra mujer no dudó en arrojar con todas su fuerzas a su antiguo amor.

Hay objetos con explicaciones mucho más curiosas, como una lupa que una joven regaló al que había sido su novio ¿La razón? Decía la chica que junto a él se sentía pequeña. Mil historias diferentes, algunas con un final sereno, otras bastante más traumáticas. Y de todas quedan los recuerdos que se pueden contemplar en este museo.

“El más difícil no es el primer beso, sino el último.”

– Paul Géraldy –

Un museo terapeútico

El Museo de las Relaciones Rotas es mucho más que una exposición de objetos, por muy singulares que sean. Ofrece a los visitantes la oportunidad de recuperarse de aquellas relaciones que no prosperaron, dicen sus fundadores. ¿Cómo? A través del humor y de la empatía.

Muchos toman este sitio como un espacio de ritual o ceremonia donde dejan atrás el pasado a través de un objeto. ¡Funciona como una terapia! Porque sentirse identificado con la muestra y donar objetos de amantes antiguos son una forma más de desahogarse. Para algunos, tal vez, de vengarse.

Museo de las Relaciones Rotas
Museo de las Relaciones Rotas – Artem Marchenko / Flickr.com

Pero, aunque podamos pensar que es un museo únicamente pensado para personas que están atravesando por una ruptura amorosa, lo cierto es que se trata de uno de los lugares más visitados de Zagreb

El edificio que alberga el museo es el Palacio Kulmer, de estilo barroco, construido en 1776 y declarado Patrimonio Nacional. Está ubicado en una de las zonas más culturales e históricas de la capital.

Y ya que estás en Zagreb, te recomendamos que conozcas la iglesia de St. Mark, la Plaza Ban Jelacic, el Museo de Arte Nuevo, la Catedral y el parque Bundek.