Nos acercamos hasta el monasterio de San Miguel de Fay
En Riells, un pueblo de Barcelona, encontramos un lugar increíble. El monasterio de San Miguel de Fay es una edificación benidictina construida sobre los despeñaderos de Cingles de Bertí. Se trata de un espacio natural por el que se forma el valle del río Tenes a partir de una cascada y diversas cuevas. Un lugar mágico donde se oculta un gran tesoro. ¿Quieres saber más acerca de él?
Historia del monasterio de San Miguel de Fay
Se desconoce la fecha exacta de la fundación del monasterio, pero se sabe que en el año 1006 ya estaba habitado por frailes. El monasterio fue fundado por Gombau de Basora, un noble catalán. Los habitantes del recinto eran entre cinco y seis monjes y permaneció así hasta el siglo XIV, cuando el número se redujo a solo a tres.
Ya en el año 1567, la vida religiosa terminó y pasó a depender de la diócesis de Girona. El monasterio se convirtió en un santuario al que acudían los vecinos de las localidades cercanas. Actualmente, algunas de sus piezas forman parte del Museo Diocesano de Barcelona y el monasterio puede ser visitado por los turistas.
“Vive, viaja, corre aventuras, bendice y no lo lamentes.”
-Jack Kerouac-
Partes del monasterio de San Miguel de Fay
A continuación, te vamos a mostrar las partes de este monasterio tan especial de Barcelona. Aunque pertenezca a la localidad de Riells, para llegar a él es necesario tomar el camino desde Sant Felíu de Codinas. Estos son los rincones que te recomendamos visitar:
1. Plaza de la Abadía
En esta plaza se encuentran unas rocas desde las que cae el agua del deshielo y de la lluvia. Y en ella destacan dos lugares: la casa del Prior y la ermita de San Miguel.
La casa del Prior fue construida en el siglo XV, en estilo gótico. Actualmente es una sala de exposiciones y se utiliza para celebrar bodas. En la terraza de la casa hay unas vistas estupendas del valle.
La ermita de San Miguel se realizó sobre una cueva y utilizó el techo de la propia piedra. Es la mayor iglesia troglodita del país. Su puerta es románica, formada por arcos de medio punto.
2. Museos y la explanada
Tras la ermita de San Miguel se encuentra una zona de museos. En ellos se pueden ver instrumentos, herramientas y aperos que utilizaron los monjes cuando habitaban allí. También hay una sala audiovisual donde se narra la historia de la abadía.
Y a la salida se abre una explanada, un lugar tranquilo donde poder apreciar el salto del río Rossinyol, que cae en cascada y forma un estanque con cisnes. Otro lugar estupendo para apreciar las vistas.
3. Plaza del Reposo
Es otra de las partes más destacadas del monasterio. Se encuentra rodeada de vegetación y tranquilidad, donde podrás acudir, sentarte en los bancos y disfrutar de la naturaleza.
En la plaza hay una escultura de Josep Pla, un popular periodista y escritor considerado el prosista más importante de la literatura catalana. De hecho, este lugar sirvió de inspiración al autor para algunas de sus obras por la paz que es capaz de evocar.
4. La cueva de San Miguel y el salto del Tenes
Tras bajar una escalera se llega a la cueva de San Miguel, donde hay un conjunto de estalactitas y estalagmitas. Uno de los lugares más mágicos del monasterio.
Y por último, se encuentra el salto del Tenes, el lugar más emblemático del monasterio. Puede accederse desde un pasadizo interior, donde puedes ver la caída del agua y mojarte con las microgotitas de agua.
5. Las vistas desde la entrada
El monasterio se encuentra construido sobre un barranco llamado Cingles de Bertí. Y las vistas son maravillosas. No solo por el espacio en el que está situado, un entorno natural rodeado del valle del Tenes y la montaña. También por el hecho de ver el monasterio al borde de un precipicio.
Sin duda, te quedarás con la boca abierta solo con mirar las vistas tanto del monasterio como de sus alrededores. De hecho, por el camino en coche ya se bordea el río Tenes, por lo que la ascensión al monasterio tendrá algunas curvas. Pero la llegada es sin duda espectacular.
Sin dudas, San Miguel de Fay es un lugar mágico, al igual que también lo es el Monasterio de Montserrat. Está claro que la historia ha dejado lugares impresionantes y, lo mejor de todo, ¡situados en rincones recónditos! ¿Quién podría imaginarse que en el borde de un despeñadero podría ocultarse un lugar tan especial?
Eso sí, debes saber es que por obras de reforma y mejora está temporalmente cerrado, pero en el verano de 2018 abrirá de nuevo. De modo que puedes ir preparando la visita con tiempo.
Fotografía de portada: Fèlix González / Flickr.com