El Moisés de Miguel Ángel, visita imprescindible en Roma
Roma es una ciudad donde se ve y se respira cultura en cada rincón. Y es tal su riqueza que hay tesoros maravillosos que a veces se pasan por alto cuando se visita la ciudad. Una de las joyas artísticas que hay que admirar, sí o sí, es el Moisés de Miguel Ángel.
El Moisés es una maravillosa obra escultórica de mármol blanco. Una obra que se encargó al artista en 1505. La comenzaría en el año 1513, pero no la terminaría hasta dos años más tarde.
Sin duda, es uno de los trabajos magistrales y más venerados del artista. Y hay que verlo de cerca, porque solo entonces es cuando se pueden apreciar todos los pequeños detalles tallados, así como la armonía entre sus partes.
La basílica de San Pietro in Vincoli
El Moisés de Miguel Ángel se encuentra en la basílica de San Pietro in Vincoli, en el barrio de Monti. Este barrio es una de las zonas más valoradas de la ciudad, por donde cruza la vía Carvour, que forma parte de los fosos imperiales. Para que te sitúes algo mejor, te diremos que está muy cerca del Coliseo.
Su origen hay que buscarlo en el siglo V, cuando la emperatriz Eudoxia regaló al papa León I una de las cadenas del cautiverio de San Pedro en Jerusalén.
Tras ello, el León I ordenó la construcción de un templo para venerar y proteger las cadenas de San Pedro. Pero lo curioso es que, según la leyenda, cuando una segunda cadena se comparó con esta, ambas se unieron milagrosamente. Y así permanecen desde entonces en un relicario bajo el altar mayor.
Una iglesia que seguramente te sorprenda por su sencillez, nada que ver con muchas otras que verás en Roma. Ha sufrido infinidad de remodelaciones a lo largo de su historia. Así, su fachada principal, por ejemplo, data del siglo XVI. Mientras que el interior se modificó en el siglo XVIII.
El Moisés de Miguel Ángel
El Moisés forma parte de un monumento fúnebre que Julio II encargó a Buonarroti. Es una espectacular obra de la que se ha dicho que más que una estatua parece un cuadro en relieve. De hecho, el propio Giorgio Vasari afirmó que “más que un trabajo de cincel parece un trabajo de pincel”.
Cualquier pequeño rincón está tallado a la perfección. El genio cuidó hasta el más mínimo detalle, incluso se puede percibir la expresión en la mirada del personaje, que transmite una fuerza asombrosa. Algo que, si ya es muy difícil de conseguir en la pintura, ni hablar de cuánto cuesta en una escultura.
La figura representa a Moisés sentado con las Tablas de la Ley en un brazo, mientras con el otro acaricia su barba. Una figura que transmite toda la tensión del personaje bíblico cuando contemplaba cómo su pueblo había caído en la idolatría.
Curiosidades sobre el Moisés de Miguel Ángel
Como adelantábamos, el Moisés estaba destinado a formar parte de un imponente mausoleo para el papa Julio II. Sin embargo, la construcción del Vaticano fue una obra tan atrayente para aquel pontífice, que prácticamente se olvidó de esta obra de arte.
Una de las curiosidades es que Moisés presenta dos pequeños cuernos en la cabeza. Es algo en lo que todo el mundo se fija y que parece tener su origen en un error de traducción.
En el siglo IV San Jerónimo tradujo la Biblia al latín. En el pasaje que explica el descenso de Moisés del monte Sinaí tradujo la palabra “karan” como cuernos en lugar de destellos. Ambas palabras tenían la misma raíz. Por tanto, Miguel Ángel no hizo más que representar a Moisés tal y como decía la Biblia.
Y otra de las curiosidades de esta escultura Miguel Ángel se debe, precisamente a su tremendo realismo. Se dice que tras terminarla, el artista la golpeó y le gritó: “Habla”. Obviamente, eso no pasó, pero cuando te encentres frente a ella, te darás cuenta de que casi parece posible que lo haga.
Si estás planeando un viaje a Roma, no dejes de visitar esta magnífica obra de arte. Merece la pena admirar uno de los trabajos más espectaculares de Miguel Ángel. Te dejará sin palabras.