La mezquita de Turkestán, una ciudad de la Ruta de la Seda
Viajamos a la magia de los relatos de Las mil y una noches. Turkestán es una de las ciudades de Kazajistán donde aún quedan rastros de aquel esplendor medieval. La antigua Yasi estaba en el cruce de una antigua ruta de caravanas de la Ruta de la Seda, que atravesaba estepas y oasis en Asia Central. En este caso, visitamos la mezquita de Turkestán.
Esa construcción es un mausoleo dedicado a Ahmed Yasawi. Este fue uno de los representantes más brillantes del sufismo. En sus sermones instaba a las personas a ser buenas, y les enseñó a despreciar la codicia. Sus poemas gozaron de gran popularidad.
Turkestán era entonces un importante centro religioso y comercial. Khoja Ahmed Yasawi vivió allí en el siglo XII, y allí pasaría la mayor parte de su vida. La fama del poeta creció año tras año, y aún hoy sus poemas se consideran verdaderos tesoros de culturales.
Monumentos destacados del patrimonio de Kazajstán han sobrevivido en forma de túmulos, fortificaciones, mausoleos e incluso ciudades enteras. La mezquita de Turkestán es uno de ellos. La tumba original de Khoja Ahmed Yasavi era un lugar de peregrinaje ya antes de la construcción del mausoleo.
La vida de Ahmed Yasawi
La escuela teológica fundada por Khoja Ahmed Yasawi era un centro de atracción para aquellos con sed de conocimiento. Por este hecho, Turkestán se convirtió en el centro educativo medieval más importante de Kazajstán.
Cuentan que como señal de luto por la muerte de profeta Mohammed, a quien el poeta consideraba su maestro, Khoja Ahmed Yasawi, a los 63 años, se trasladó a una celda subterránea cerca de la mezquita y pasó el resto de su vida predicando allí.
Murió en 1167 y fue enterrado con gran honor en un pequeño mausoleo erigido para él. Posteriormente, su tumba se convirtió en un lugar de peregrinación masiva y adoración para los musulmanes. Si un hombre visitaba este mausoleo tres veces, equivalía al Hadj, la peregrinación a La Meca.
El mausoleo
El actual mausoleo fue erigido 233 años después de la muerte de Ahmed Yasawi. Se hizo por orden de Tamerlán, el líder político turco-mongol. Era su agradecimiento por las muchas batallas ganadas que acabaron con sus enemigos.
Tamerlán, en honor a estas victorias decidió construir un magnífico complejo en el sitio que ocupaba el antiguo mausoleo de Ahmed Yasawi. Según cuenta la leyenda, la idea era la de construir una mezquita en el sitio donde se encontraba la tumba del poeta sufí. Pero todos los intentos resultaron infructuosos.
Poco después, el emperador contó que había recibido una revelación en un sueño. Se le había mostrado que, para que la construcción tuviera éxito, primero debía construir un mausoleo sobre la sepultura de Arystan Baba, maestro y mentor espiritual de Khoja Akhmed Yasawi
La mezquita de Turkestán
El mausoleo está recubierto de magníficos azulejos, y destaca por su doble cúpula de 28 metros de altura, decorada también con azulejos dorados y verdes. Su constructor, Tamerlán, murió antes de terminar el mausoleo y la fachada quedó incompleta.
En torno a la sala central hay otras 34 salas más pequeñas. La tumba de Yasawi está ubicada tras una puerta de madera esculpida. Un corredor lleva hasta la mezquita del mausoleo, un enorme edificio rectangular con portales y cúpulas. La preside una gran alfombra y un mirab decorado con magníficos mosaicos.
El suelo de baldosas del exterior, de color azul, turquesa y blanco, así como el trabajo de la cúpula que está encima de la cámara mortuoria de Yasavi son extraordinarios.
Mientras, la sala de cobre tiene la cúpula de ladrillo más grande en Asia Central, con un diámetro de 18,2 metros. La puerta de la bóveda funeraria está tallada y decorada con una fina incrustación de marfil.
Parece que los maestros de obras encargados de la construcción de la mezquita de Turkestán experimentaron con el monumento nuevas soluciones estructurales y arquitectónicas. Estas nuevas técnicas de construcción se utilizarían posteriormente en la construcción de Samarkanda, la capital del Imperio timúrida.
Por ello, la Unesco declaró el monumento como Patrimonio de la Humanidad. Actualmente, Turkestán es un lugar de peregrinación para turistas de todo el mundo, que vienen a ver esta obra maestra inigualable de la arquitectura medieval.