Los santuarios sintoístas más bonitos de Kioto

Los santuarios sintoístas son algo más que monumentos en Japón. Son centros de veneración de los espíritus de la naturaleza en los que creen muchos japoneses.
Los santuarios sintoístas más bonitos de Kioto
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 11 agosto, 2019

Los santuarios sintoístas forman parte del rico patrimonio cultural de Kioto. Esta ciudad fue la antigua capital del Imperio nipón y posee una riqueza monumental superlativa. De hecho, está cataloga como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sería larguísimo hablar de todas sus joyas, así que hoy nos vamos a centrar en sus santuarios sintoístas.

Templos budistas y santuarios sintoístas

Santuario Kamigamo Jinja
Santuario Kamigamo Jinja

Lo primero que debemos aclarar es la diferencia entre templo y santuario. Templo es la denominación que se da a los recintos en los que se practica el budismo, una religión muy asentada en Japón desde que llegó procedente de China en el siglo VI. Por supuesto, en Kioto también hay fantásticos ejemplos de estas construcciones, como el Kinkaku-ji o Pabellón Dorado.

En cambio, para hablar de los lugares de culto del shinto, nos referimos a santuarios sintoístas. Allí se practican los cultos de la religión nipona propiamente dicha, una religión antiquísima y que se basa en la adoración de los kami o espíritus de la naturaleza.

El sintoísmo una religión animista. Y lo cierto es que casi todos los japoneses creen en ella, independientemente de que luego se consideren budistas o sigan otros credos.

Por esa razón, los santuarios sintoístas están muy presentes en todo el territorio de Japón y visitarlos siempre es una experiencia que merece la pena. Hay ejemplos esplendorosos, como el Sumiyoshi Taisha, en las inmediaciones de Osaka. Y, desde luego, también los encontraréis en Kioto. De sus santuarios sintoístas os vamos a hablar a continuación:

El Fushimi Inari Taisha

Toriis en Fushimi Inari
Toriis en Fushimi Inari

En Kioto hay cientos de santuarios sintoístas. Más grandes más, más pequeños, más antiguos o más modernos. Pero ninguno de ellos alcanza la belleza y el interés que posee el Fushimi Inari Taisha, visita obligada durante cualquier recorrido por la ciudad.

Lo más característico de este lugar son sus decenas y decenas de toriis rojos a modo de espectacular recibimiento al santuario. Seguro que si viajas a Kioto te harás aquí una de las mejores fotos de tu estancia.

Pero además de eso, sigue todo ese camino para ascender al monte Inari, donde se entra el santuario propiamente dicho. No solo eso, sino que por los alrededores verás un sinfín de lápidas funerarias y figuras de zorros, uno de los kamis más venerados.

Kamigamo Jinja

El Kamigamo Jinja es uno de los santuarios más antiguos de Kioto, ya que sus orígenes se remontan al siglo VII. Cuando lo visitéis, no dejéis de admirar el gran tori que os dará bienvenida. Y también debéis saber que este santuario es uno de los patrocinadores del Aoi Matsuri, uno de los grandes festivales japoneses. Un patrocinio que comparte con el santuario Shimogamo Jinja.

Santuario de Heian

Santuario Heian uno de los anturarios sintoístas de Kioto
Santuario Heian

Mucho más moderno es el santuario de Heian, que es famoso por su grandioso tori rojo. En este caso, es una obra del siglo XIX que se levantó para conmemorar los once siglos de historia de la ciudad de Heian, el antiguo nombre de la vieja capital Kioto.

Más santuarios sintoístas en Kioto

Tal y como hemos dicho, hay cientos de santuarios repartidos por la ciudad y sus inmediaciones. Así que solo os vamos a nombrar unos pocos más. Por ejemplo, ya os hemos hablado del Shimogamo Jinja, que encontraréis en la confluencia de los ríos Takanogawa y Kamogawa.

E igualmente, os queremos recomendar la visita al atardecer al Yasaka Jinja o Santuario Gion. El motivo es que a esas primeras horas de la noche se iluminan sus característicos farolillos.

Y también se puede visitar el santuario Kitano Tenmangu, en el cual quizás os encontréis con los puestos de venta de uno de los mercadillos más grandes de la urbe. De esta manera, con una misma visita podréis satisfacer al espíritu y también al cuerpo, haciendo alguna compra extraordinariamente curiosa.