Los enigmas tras las 'Pinturas negras' de Goya

Es una serie de 14 obras murales que el genial Goya pintó en una de sus residencias. Pinturas que muestran una de las facetas más interesantes del artista.
Los enigmas tras las 'Pinturas negras' de Goya
Begoña Ibáñez

Escrito y verificado por la historiadora del arte Begoña Ibáñez.

Última actualización: 28 junio, 2019

Si hablamos de composiciones de Goya que contengan una alta crítica social y una fuerza expresiva incomparable, hay que mencionar las Pinturas negras. La genialidad creativa del artista es algo que se puede comprobar en cualquiera de sus obras, pero muy especialmente en esta serie.

Goya fue un artista que nunca tuvo miedo de enfrentarse a las más dispares temáticas, un pintor adelantado a su tiempo, que abrió las puertas a nuevos estilos que estaban por llegar, como el expresionismo. Además, fue un autor incansable, contemporáneo, inclasificable, atormentado, comprometido y, sobre todo, crítico.

El origen de las Pinturas negras

En febrero de 1819, Goya adquirió una finca a orillas del río Manzanares desde la que podía ver la pradera de San Isidro. Es posible que la adquiriera para poder convivir allí con Leocadia Zorrilla, la que probablemente fue su compañera sentimental durante sus últimos años, ya que ella estaba casada.

Esta casa será la famosa Quinta del Sordo, donde el artista vivirá antes de exiliarse definitivamente en Burdeos. La finca era de un origen bastante humilde y toda su fama radica en que Goya decoró sus paredes con las Pinturas negras.

Aunque puede parecer que el nombre de la vivienda hace referencia al pintor, lo cierto es que el propietario al que se la compra era sordo. En este año, 1819, el pintor vuelve a sufrir una grave enfermedad y será al recuperar las fuerzas cuando inunde las paredes de su hogar con estas obras.

Estilo, técnica y motivos de la obra

Seguramente, Goya habría empezado a decorar las paredes de la Quinta del Sordo con diferentes paisajes campestres. Al caer enfermo, abandona el trabajo y cuando lo reanuda cambia por completo el estilo.

Haber estado una vez más al borde de la muerte sume a Goya en un mundo propio que ya había iniciado con la serie de los Disparates. Por ello, tenemos aquí un conjunto de 14 pinturas que suponen el trabajo más moderno y expresivo de su autor, una creación realmente sublime.

La elaboración de estas piezas, entre 1820 y 1823, coincide con el convulso período del Trienio Liberal. La situación política, unida a la crisis personal, serán las compañeras constantes de Goya mientras realiza las Pinturas negras, que distribuye entre las dos plantas de la finca.

Posible distribución de las Pinturas Negras en la Quinta del Sordo
Posible distribución de las ‘Pinturas negras’ en la Quinta del Sordo – Chabacano / Wikimedia Commons

Sin embargo, no existe un consenso claro sobre la distribución original. Esto dificulta el poder dar un significado pleno a todo el conjunto de las Pinturas negras.

En cambio, sí que hay una opinión clara al hablar del novedoso estilo en la pincelada de Goya. Encontramos figuras descentradas que implican una composición moderna, expresiones grotescas, ausencia de luz, etc. En definitiva, el pesimismo, la muerte y la soledad han sustituido a la belleza.

Goya no tiene miedo de mostrar lo más desagradable que esconde el ser humano. Las Pinturas negras están consideradas como precursoras del expresionismo, con los colores oscuros dominando la paleta del pintor.

El traslado de las Pinturas negras

Estas obras las realiza Goya utilizando la técnica mixta sobre pintura mural. En 1823 abandona la Quinta del Sordo y se la deja a su nieto, antes de exiliarse a Francia tras la restauración de la monarquía absoluta. Durante los siguientes años las Pinturas negras pasaron bastante desapercibidas.

No será hasta 1874 cuando se comience el lento proceso para trasladar las piezas a lienzo. De esta tarea se hará cargo Salvador Martínez Cubells. El propietario en estos momentos, el barón Frédéric Émile d’Erlanger, donará las Pinturas negras al Estado y se asignarán al Museo del Prado.

Goya nunca puso nombre a sus murales. Fue su amigo y pintor Antonio de Brugada quien catalogó las Pinturas negras en 1828 y las tituló. La Quinta del Sordo fue quedando en ruinas y acabó por demolerse en 1909. Por fortuna, la obra cumbre de Goya se puede admirar hoy en el Museo del Prado. Hagamos un breve repaso por estas 14 grandiosas creaciones.

Átropos o Las Parcas

Las Parcas de Goya
‘Las Parcas’ / Museo del Prado

Estamos ante una revisión del tema mitológico de las tres Parcas, las diosas del destino: Átropos porta las tijeras para cortar el hilo de la vida; Cloto, cuya rueca Goya sustituye por un muñeco; y, por último, Láquesis, que decidía la longitud del hilo.

Las tres aparecen suspendidas en el aire junto a un personaje masculino al que parecen juzgar. Un fantástico paisaje nocturno lleno de realismo acompaña esta escena.

Dos viejos Un viejo y un fraile

En este caso vemos a un personaje con barba, como símbolo del tiempo y la vejez. También hay otra figura más joven con un rostro caricaturesco que grita en el oído del anciano. ¿Una posible alusión a la sordera del pintor, aquejado por los años?

Dos viejos comiendo sopa

Dos viejos comiendo, de Goya
‘Dos viejos comiendo’ / Museo del Prado

Aquí contemplamos una reflexión sobre la muerte y el paso del tiempo a través de estos dos protagonistas. Uno de ellos lo representa Goya prácticamente cadavérico. Al ambiente lo acompaña una magnífica pincelada fuerte y decidida.

La lectura

Una vez más sorprende la técnica libre de Goya, la distorsión de los rostros, el dominio de los ocres y los potentes brochazos. En esta ocasión, vemos a un grupo clandestino de hombres que leen lo que probablemente sea algún tipo de panfleto político.

Duelo a garrotazos La riña

Duelo a garrotazos de Goya
‘Duelo a garrotazos’ / Museo del Prado

Se representa a los personajes descentrados en un magnífico paisaje, dominando un trazo libre y suelto. Se trata de una de las obras destacadas de las Pinturas negras. En ella, se cree que Goya quiso representar el enfrentamiento civil que tenía lugar en estos momentos: liberales contra absolutistas.

El aquelarre El gran Cabrón

El aquelarre, una de las Pinturas negras de Goya
‘El aquelarre’ / Museo del Prado

Un grupo convulso de brujas y brujos con expresiones grotescas y rostros que parecen animales rodean al demonio, personificado en la figura del macho cabrío. La escena se centra en la figura de la muchacha sentada con el rostro tapado, que parece iniciarse en la práctica de la brujería. Las muecas terroríficas de las figuras acentúan el sentido terrible de esta celebración.

Dos mujeres y un hombre

Encontramos unas características similares a La lectura, con un fondo casi negro. En la escena, observamos a dos mujeres que se burlan de un hombre, el cual parece masturbarse. Goya se vale de sucesos cotidianos para plasmar a la sociedad del momento.

Judith y Holofernes

El conocido tema de Judith decapitando al general Holofernes para salvar a su pueblo simboliza aquí mucho más. Puede significar la supuesta relación entre la joven Leocadia y el anciano Goya. Destacan la iluminación, la fuerza y la violencia de una de las Pinturas negras mas dinámicas.

Saturno devorando a su hijo

'Saturno devorando a su hijo', una de las Pinturas negras
‘Saturno devorando a su hijo’ – Soerfm / Wikimedia Commons

En este caso, estamos ante una de las Pinturas negras más aterradoras El titán Crono engulle a su supuesto hijo, que, lejos de parecer el cuerpo de un niño, es más bien una figura humana adulta. La violencia caníbal, los ojos en blanco de Saturno, el rostro desencajado y el cuerpo mutilado sanguinolento se funden en un genial claroscuro.

La romería de San Isidro

'La romería de San Isidro' de Goya
‘La romería de San Isidro’ / Museo del Prado

La costumbre y la tradición dan paso a personajes ebrios en medio de la noche. Podemos contemplar miradas distorsionadas y grupos que se van perdiendo en la lejanía. Estamos ante una antesala más del expresionismo.

El Santo Oficio

Otro grupo de personajes con grotescas facciones van formando una procesión. Goya crea una composición desequilibrada de nuevo, siguiendo las características principales de las Pinturas negras.

El Santo Oficio/ Museo del Prado

Una manola: doña Leocadia Zorrilla

Los títulos de las Pinturas negras, en algunos casos, no deben dar lugar a confusión, pues no se sabe a ciencia cierta quién es esta figura femenina. Aun así, esta mujer vestida de luto sobre un montículo puede representar a Leocadia en actitud triste ante la tumba de Goya. Esta pieza, de las menos oscuras, puede ser una posible premonición de muerte.

Perro semihundido

Perro semihundida, una de las Pinturas negras de Goya
Detalle de ‘Perro semihundido’ de Goya – Wikimedia Commons

Aunque parezca la obra mas sobria de todo el conjunto, la angustia que aquí queda plasmada es absolutamente brutal. La expresión de pánico casi humanizada del perro, la ausencia de paisaje, la sensación de vacío, toda la escena está invadida por el desasosiego.

Antonio Saura dijo que era el cuadro más bello del mundo. Estamos ante una posible reflexión sobre lo insignificante de la existencia que prefigura la abstracción e incluso el surrealismo.

Visión fantástica Asmodea

Asmodea, una de las Pinturas negras de Goya
‘Asmodea’ / Museo del Prado

Probablemente esta sea la obra más enigmática de las Pinturas negras. En ella, dos personajes sobrevuelan un luminoso paisaje mientras en la parte inferior se sucede una escena bélica. Algunos ven un tema bíblico, otros solo dos brujas en pleno vuelo o incluso una reflexión sobre la guerra de Independencia española.

Al contemplar las Pinturas negras, lo mejor es dejarse llevar por la fuerza expresiva de Goya, permitir que nos invadan los diferentes sentimientos que experimentaremos. Como afirma el experto Nigel Glendinning:

Con su visión cada vez más sombría, Goya aporta a su época lo sublime de lo terrible.