Las obras más sensuales de Ingres y dónde encontrarlas

Fue el pintor de la sensualidad, como se refleja en sus obras protagonizadas por desnudos. Un artista, además, que inspiró a grandes pintores vanguardistas.
Las obras más sensuales de Ingres y dónde encontrarlas
Begoña Ibáñez

Escrito y verificado por la historiadora del arte Begoña Ibáñez.

Última actualización: 06 enero, 2020

Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867) es un pintor francés con una fusión de estilo única. Aunque desarrolla su obra a lo largo del Neoclasicismo, no es un artista estrictamente académico. La paleta de Ingres mezcla como nadie el romanticismo, el realismo y un cierto toque de exotismo, influenciado por el arte oriental.

Pero, por encima de todo, Ingres es un ferviente defensor de la línea pura, del dibujo. La delicadeza de este pintor a la hora de plasmar su particular interpretación del arte es absolutamente sublime.

Las temáticas principales tratadas por Ingres

Retrato de la priincesa Albert de Broglie de Ingres
Retrato de la princesa Albert de Broglie – Wikimedia Commons

El artista francés cultivó diversos géneros a lo largo de su carrera. Sin embargo, se centró especialmente en tres:

  • El género histórico, ya que Ingres tendrá como maestro a Jean Louis David. A pesar de que no compartían el mismo ideal de belleza artística, el estilo clasicista y la temática preferida por David le influyen. Además, Ingres ambicionará durante toda su vida ser reconocido como un pintor de historia.
  • El retrato, con el que mantendrá una compleja relación de amor-odio. En principio, rechaza este tipo de composiciones. Sin embargo, acabará convirtiéndose en uno de los retratistas oficiales de la nobleza de la época, a la que capturaba en refinados lienzos. Incluso llegará a realizar un retrato de Napoleón entronizado.
  • El género del desnudo femenino, donde podemos observar al Ingres más auténtico y sensual. Las figuras femeninas tienen un dibujo exquisito y unas sinuosas formas. Son las obras que crea dentro de esta temática en las que vemos al artista mas allá del academicismo propio de la época.

Ingres supondrá una gran fuente de inspiración para las escuelas europeas del siglo XIX, ayudando a su renovación, anticipando la revolución artística del principios del siglo XX

Es a través de este último género por el que verán la luz algunas de las piezas mas sobresalientes de Ingres. Pasemos a conocer algunas de ellas con mayor detalle, además de descubrir dónde podemos admirarlas.

Gran Bañista La bañista de Valpinçon

Gran Bañista de Ingres
‘Gran bañista’ – Peter Dutton / Flickr.com

Uno de sus primeros grandes desnudos lo concibe Ingres en 1808 y hoy podemos admirarlo en el Museo del Louvre. Este óleo sobre lienzo es de unas dimensiones considerables, pues tiene más de un metro de longitud. Aunque aun es un artista joven, las líneas armoniosas y un sensible tratamiento de la luz hacen de este cuadro una obra maestra.

Contemplamos una escena calmada y tranquila, carente de movimiento, con una composición centrada en la modelo femenina desnuda, de espaldas. El fondo se reduce a la mínima expresión para que nada distraiga, solo una cama de sábanas blancas y una cortina verde.

Ingres muestra aquí su canon de belleza: un torso elegantemente dibujado, líneas ondulantes y curvas, tonos cálidos, la luz incidiendo sobre la espalda y una sensualidad implícita. Los rasgos exóticos están muy presentes en la composición, además del desnudo, en el turbante que lleva la protagonista.

El tema de la bañista será desde este momento una constante en el trabajo de Ingres. Esta obra, en particular, la realiza durante su período en Roma. Por ello, el interés que despierta en Ingres la pincelada de Rafael y el arte clásico que se palpa en este trabajo.

Uno de los cuadros fundamentales de Ingres: La gran odalisca

La gran odalisca de Ingres
‘La gran odalisca’ / Wikimedia Commons

Ingres pintará esta tela hacía 1814. Fue un encargo de Carolina, reina de Nápoles y hermana de Napoléon. De gran formato, hoy este cuadro se conserva en el Louvre. En este caso, el carácter orientalista está mucho más presente y desarrollado. La palabra ‘odalisca’ proviene del turco y se refiere a una mujer que forma parte de un harén.

En este cuadro podemos observar las líneas voluptuosas más acentuadas. El personaje femenino está recostado de espaldas en un diván, pero gira ligeramente la cabeza y nos mira. Los detalles exóticos inundan toda la escena, como el turbante a modo de tocado, el abanico en la mano o la pipa que reposa a un lado de la cama.

El cuerpo de la modelo es más largo de lo que debería a propósito. Para crear su propio ideal de belleza, Ingres se permite la licencia de alargar la espalda con varias vértebras más. Este recurso es propio del manierismo y de esta manera el pintor acentúa la sensualidad del personaje.

Con una profundidad y un fondo inexistentes, pues aquí solo importa el primer término, el desnudo destaca entre el brillante detallismo de las cortinas azules. Una vez más, vemos el influjo de Rafael y un preciso uso de la luz, que baña el contorno de la mujer.

Ruggiero liberando a Angélica

Cuadro Ruggiero liberando a Angélica
‘Ruggiero liberando a Angélica’ / Wikimedia Commons

Realizada en 1819, esta es otra de las piezas que podemos conocer en el Louvre firmada por Ingres. Para esta obra se inspira en el poema épico Orlando furioso, de Ludovico Ariosto. Además, desarrollará diversas versiones de este tema.

La escena se desenvuelve al mas puro estilo del caballero que salva a la doncella en apuros. Ruggiero, montado en un hipogrifo, acude al rescate de una bella mujer desnuda, Angélica, encadenada y ofrecida como sacrificio a un monstruo marino. Aunque hay toda una acción dinámica, el desnudo femenino capta la atención.

Angélica tiene una postura fuertemente marcada en forma de S. De esta manera, las líneas sensuales y el orientalismo siguen muy presentes en esta figura creada por Ingres.

Odalisca con esclava

Odalisca con esclava de Ingres
‘Odalisca con esclava’ – Wikimedia Commons

El pintor francés concluye este lienzo en torno a 1842 y hoy se conserva en el Museo Walters de Arte, ubicado en Baltimore. Con el paso del tiempo, las composiciones con desnudos de Ingres se vuelven más complejas, añadiendo personajes y diferentes objetos.

En este escenario, la protagonista se reclina con un movimiento serpenteante, retorcido, mientras escucha a un sirviente que toca el laúd. La exótica composición se completa con un jardín al fondo de la estancia abierta y otro criado de pie.

La línea oriental se manifiesta no solo en las sugerentes formas del dibujo y los ropajes, sino en el abanico y otros elementos que Ingres coloca sobre la cama. Para esta ocasión, se inspira en un pasaje de las Cartas desde Estambul, escritas por Lady Mary Wortley Montagu. 

La culminación artística de Ingres: El baño turco

Es esta una de las magnas obras de Ingres. Se ha convertido hoy en un auténtico icono y se puede admirar en el Louvre. Corría el año 1862 cuando la realizó. Si con la Gran Bañista se nos presenta el trazo de un artista joven, en este lienzo de alto contenido erótico Ingres contaba con 82 años y así lo firma en El baño turco orgullosamente.

Cuadro 'El baño turco'
‘El baño turco’ – Wikiemdia Commons

Lo primero que llama la atención es la forma del cuadro, un tondo. Aunque en un principio era rectangular, en 1863 Ingres decide darle un formato circular para simular una mirada que espía a través de la cerradura cuando el espectador contemple la obra.

La única inspiración que utiliza se basa en las composiciones de desnudos que ha pintado durante toda su vida. Podemos descubrir a la gran odalisca, la bañista de Valpinçon (tocando el laúd) o una figura que recuerda al sinuoso cuerpo de Angélica, al fondo. Otra de las odaliscas, que tiene los brazos levantados, parece ser un retrato de la primera mujer de Ingres, Madeleine.

Cada uno de los personajes femeninos está absorto en su propio mundo, sin mirarse unos a otros. Igualmente, la sensualidad de la escena se incrementa con la pareja que se acaricia en primer término, todo un acto de valentía por parte de Ingres teniendo en cuenta la época.

Docenas de mujeres desnudas parecen seguir el ritmo de la música que escuchan. De tal manera, Ingres parece culminar aquí uno de sus géneros predilectos y presentarnos todo su universo particular.