La Mona Lisa: una de las obras más emblemáticas del mundo

'La Mona Lisa' es una de las joyas del Louvre en París. Pero, sobre todo, es una joya de la humanidad.
La Mona Lisa: una de las obras más emblemáticas del mundo
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 25 junio, 2019

¿Quién no ha oído hablar de La Mona Lisa? Pocas, muy pocas obras de arte de toda la historia tienen la fama que posee este cuadro de Leonardo da Vinci. Pero también muy pocas de ellas guardan tantos misterios, secretos y leyendas. De todo ello y de dónde la podéis contemplar vamos a hablaros a continuación.

¿Dónde está La Mona Lisa?

Comencemos ubicando el cuadro de La Mona Lisa, que también encontraréis nombrado como La Gioconda. El cuadro del pintor italiano está en París, más concretamente, es una de las grandes obras de arte que se exponen en el grandioso Museo del Louvre, a orillas del río Sena.

La Mona Lisa en el Museo del Louvre

Pero no siempre ha estado ahí. Evidentemente, Leonardo la pintó en Italia entre los años 1503 y 1506 por encargo de un comerciante de Florencia. Sin embargo, cuando el pintor abandonó la capital de la Toscana y se fue a Milán a realizar obras como su famosa Última Cena, también se llevó el retrato de La Mona Lisa con él.

E incluso más tarde, cuando emigró a Francia para trabajar a las órdenes del rey galo y alojarse temporalmente en alguno de los más elegantes castillos del Loira, también llevaría el cuadro consigo.

De hecho, se supone que el propio rey, Francisco I, acabaría encandilado por la belleza de la imagen y le compró el cuadro al artista. Esa es la razón por la que acabó en las colecciones reales galas y de ahí terminó expuesto en el Louvre. Si bien, se cuenta que antes de eso llegó a ocupar el dormitorio de Napoleón Bonaparte.

La Gioconda robada y más sucesos

La Gioconda

La historia de La Mona Lisa no acaba con su llegada a las salas del Louvre. Todo lo contrario, allí se va acrecentando su mito. Primero, porque en 1911 un trabajador del museo la robó, llevándosela debajo del brazo. Durante más de dos años permaneció en paradero desconocido. Finalmente, fue hallada en Florencia, la capital del Renacimiento que la había visto nacer.

Cuando visitéis La Mona Lisa, descubriréis que está extraordinariamente protegida por una superresistente urna de vidrio a prueba de casi de cualquier ataque. La razón no solo es para evitar nuevos robos.

También se quieren impedir agresiones, ya que a lo largo de los años el cuadro ha sido objeto de diversos golpes y le han lanzado líquidos. Hoy eso es imposible. En realidad, casi es imposible admirarla, ya que siempre hay un numeroso grupo de personas arremolinadas en torno al óleo, impidiendo una contemplación totalmente placentera.

¿Quién es la Gioconda?

La categoría de mito que ha alcanzado el cuadro de La Mona Lisa ha hecho que todo se ponga en duda. Por eso, hay infinidad de leyendas respecto a ella, desde a cómo la pintó Leonardo hasta quién la ha poseído. Y, sobre todo, quién es la mujer retratada.

La teoría más extendida, y por otra parte la más lógica y plausible, es que fuera Monna Lisa, o sea, la Madonna Lisa. Esta fue la esposa de Francesco del Giocondo, personaje que encargaría el cuadro a da Vinci. Y esa sería la mejor explicación para los dos nombres del retrato. De hecho, así lo cuenta Giorgio Vasari, pintor y biógrafo de los grandes artistas del Renacimiento.

Ojos de la Mona Lisa

Otras interpretaciones de La Mona Lisa

Sin embargo, siempre surge la duda de por qué Leonardo no entregó el retrato y se lo llevó en todo momento consigo. ¿Tanto le gustó? ¿O hay otra explicación? Es aquí donde han surgido diferentes teorías.

Una de esas hipótesis cuenta que se trata de un autorretrato del artista disfrazado de mujer y sin barba. Las pruebas comparativas hechas digitalmente entre sus autorretratos reconocidos dan muchas coincidencias. Además, la homosexualidad de Leonardo le podría haber motivado a hacer este experimento como travestido.

También hay estudiosos que dicen que fue el retrato secreto que hizo de una de las amantes del poderoso Giuliano de Medicis. O se dice que no retrata a nadie en concreto y que fue un trabajo que hizo para su propia satisfacción, pintando la mitad del cuadro con la mano derecha y la otra mitad con la zurda. Leonardo era ambidestro y eso podría explicar su enigmática sonrisa o las dos alturas que hay del horizonte.

No obstante, todo son especulaciones, algo que solo son capaces de provocar las más grandes obras de arte. Y nadie puede duda que el cuadro de La Mona Lisa lo es.