La crisis de los misiles en Cuba durante la Guerra Fría

La crisis de los misiles en Cuba fue un momento decisivo de la Guerra Fría entre el bloque comunista y el capitalista. Un punto de inflexión en el que quedó claro que ninguno de los dos bloques quería iniciar una guerra que, probablemente, hubiera terminado con la humanidad. 
La crisis de los misiles en Cuba durante la Guerra Fría
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 23 agosto, 2019

En octubre del año 1962, en el marco de la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, el conjunto de la humanidad estuvo al borde de un hecatombe nuclear. Estamos hablando de la crisis de los misiles en Cuba, uno de los episodios más tensos de ese enfrentamiento.

Si has visto la película X Men: Primera Generación habrás podido observar que el desarrollo argumental está ambientado en este episodio de la Guerra Fría. Lamentablemente, en la vida real no se necesitó un supervillano para instrumentar una guerra nuclear. Adentrémonos un poco en lo que sucedió ese mes de octubre del 1962.

Antecedentes de la crisis de los misiles

Para poder entender lo que sucedió en la denominada crisis de los misiles, previamente, debemos hacer una breve contextualización. En ella abordaremos algunos aspectos de la política estadounidense en América Latina durante la Guerra Fría.

La Habana
La Habana

Después de la Segunda Guerra Mundial, el territorio latinoamericano era una zona de baja prioridad para la política exterior estadounidense, que se centró en Europa y Asia. En América Latina se optó por buscar una solidaridad hemisférica en apoyo a la política de los Estados Unidos de contención global del comunismo.

El objetivo de ese apoyo era el de lograr la cooperación de las naciones latinoamericanas para salvaguardar al continente de la amenaza comunista. Esto se debía hacer a través de la adopción de medidas de defensa contra la agresión externa y contra la subversión interna.

A pesar de esto, Washington no consideraba el comunismo una amenaza real para América Latina. Por ello, los Estados Unidos, a través de sus políticas en la región, ‘reconciliaron sus prácticas contrarevolucionarias con su compromiso con la autodeterminación’.

Esto significaba que, ante cualquier indicio de que un gobierno latinoamericano girase peligrosamente hacia la izquierda y actuase en contra de los intereses norteamericanos, Washington implementaría una política de contención. Esta consistía en presionar y represaliar económica y/o políticamente.

La revolución cubana y la invasión de bahía de Cochinos

Líderes revolucionarios
Líderes revolucionarios – Wikimedia Commons

Tras la revolución cubana, los Estados Unidos se vieron en la necesidad de actuar para evitar que el gobierno de Fidel Castro vulnerase los intereses estadounidenses en la isla. Recordemos que Cuba tenía una gran importancia para los Estados Unidos por su situación geoestratégica y su relevancia económica.

A medida que avanzaba el gobierno de Castro, las relaciones cubano-norteamericanas se iban deteriorando. A Washington no solo le preocupaban las medidas tomadas por el nuevo régimen contrarias a los intereses de las inversiones de Estados Unidos en la isla. También y, sobre todo, le preocupaba las relaciones que se estaban estableciendo entre la Habana y Moscú.

Este viraje hacia el bloque soviético se vio materializado mediante la firma de un acuerdo comercial bilateral entre la URSS y Cuba. En este acuerdo, la Unión Soviética se comprometió a comprar un millón de toneladas anuales de azúcar durante cuatro años. Con esta operación, el gobierno de Fidel quería reducir la dependencia económica que existía con la economía norteamericana.

El movimiento no gustó al gobierno estadounidense y estableció un bloqueo comercial que impedía vender armas a Castro. Ante esto, Fidel recurrió a la URSS para aprovisionarse de armamento. La desconfianza fue en aumento y las represalias tomadas por un gobierno eran respondidas con la misma moneda por el otro.

Así, la cancelación de la cuota azucarera de Cuba fue respondida con la expropiación de todas las grandes empresas con capitales estadounidenses que operaban en Cuba. A esto, los Estados Unidos contestaron con un embargo comercial de la isla para aislarla, que favoreció la emigración en masa de exiliados cubanos. Finalmente, en el año 1961 rompió las relaciones diplomáticas.

Playa Girón y la ofensiva anticastrista

Ataque en Playa Girón
Ataque en Playa Girón – Rumlin / Wikimedia Commons

Ese mismo año, Fidel Castro se declaraba marxista-leninista. Esta acción, a los ojos de Washington, convertía a la isla caribeña en un satélite soviético en el hemisferio occidental. Tenían que impedirlo a toda costa. Fue por ello que se planeó una invasión militar de la isla.

La invasión fue aprobada durante el mandato del presidente Kennedy, pero esta ya se venía planeando durante la presidencia de Eisenhower. Uno de los requisitos para llevar a cabo esta operación fue que la participación norteamericana se limitara a reclultar, financiar, entrenar y apoyar logísticamente a los anticastristas.

El 17 de abril del año 1961, 1500 disidentes castristas, apoyados por el gobierno de los Estados Unidos, desembarcaron en Playa Girón, en la bahía de Cochinos. El pueblo cubano se movilizó política y militarmente en favor de Castro y, en tan solo 48 horas, el operativo orquestado por la CIA fracasó. 

A pesar de que la invasión fue repudiada por una multitud de países, el gobierno de Kennedy no negó su participación en el operativo. Es más, lanzó un mensaje a los gobiernos latinoamericanos en el que advirtió que, de ser necesario, volvería a actuar unilateralmente con el propósito de salvaguardar el hemisferio occidental del comunismo.

La crisis de los misiles o crisis de octubre

Lugar de la base de misiles rusa
Lugar de la base de misiles rusa – Wikimedia Commons

A raíz del fracaso de Playa Girón, el gobierno de Castro temía otra invasión inminente por parte de los Estados Unidos. Por este motivo, solicitó el apoyo de la URSS. Esta petición de ayuda fue vista por Kruschev como una oportunidad para instalar una base militar estratégica en la isla como respuesta a las bases que los Estados Unidos tenía en Turquía amenazando a la URSS.

Con la pretensión de defender a la isla de una ataque estadounidense, el gobierno soviético instaló una base de misiles que tenían capacidad para llevar cabezas nucleares y facilitaban un ataque soviético sobre territorio norteamericano. Por la proximidad de la isla con EE. UU. la capacidad de reacción del ejército estadounidense frente a este ataque sería mínima.

A mediados del mes de octubre del año 1962, aviones espías estadounidenses tomaron unas fotografías en las que se revelaba la existencia de estas bases de misiles soviéticas en la isla. La URRS justificó la instalación de las bases como un acto altruista de ayuda a una nación que era amenazada y que, por tanto, tenía derecho a defenderse.

El inicio de las amenazas

Los Estados Unidos lo vieron como una ofensa y una provocación. Por ello, el 22 de octubre de 1962, el presidente Kennedy, después de barajar posibles soluciones al conflicto, emitió por televisión un discurso en el que se informaba de que el ejército de los Estados Unidos establecería una cuarentena y cercaría la isla.

En el lado oriental, Kruschev, el 24 de octubre dirigió un mensaje a Kennedy en el que decía: “(…) la URSS ve el bloqueo como una agresión y no instruirá a los barcos que se desvíen”

Esta amenaza del dirigente soviético no se cumplió, ya que ese mismo día los buques de la URSS disminuyeron la velocidad y regresaron o cambiaron sus rutas. Parece ser que, ante una inminente guerra nuclear, el sentido común prevaleció.

Restos de un avión derribado en la crisis delos misiles
Restos del avión derribado en Cuba – sputnik / Wikimedia Commons

Por otro lado, el 27 de octubre un proyectil soviético derribó un avión espía estadounidense que sobrevolaba la isla. Este acto incrementó la tensión en ambos bloques. Sin embargo, ese mismo día, Kruschev tendió la mano al diálogo. El líder comunista propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases de misiles nucleares en Cuba a cambio de:

  • Garantizar que el gobierno de los Estados Unidos no ejecutaría ni apoyaría una invasión a Cuba.
  • Desmantelar las bases de misiles nucleares estadounidenses en Turquía.

Esta mano tendida al diálogo fue bien aceptada por el gobierno de los Estados Unidos. Después de continuas negociaciones secretas, el líder capitalista aceptó. Se ponía así fin a una crisis que apunto estuvo de generar una guerra nuclear sin precedentes.

A raíz de la crisis de los misiles se creó el teléfono rojo. Esta era una línea directa entre la Casa Blanca y el Kremlin que tenía la finalidad de agilizar el diálogo entre ambas potencias en momentos de crisis.

Fotografía principal: Jaume Escofet / Flickr.com