La historia medieval de la capital de Cantabria
Santander, la capital de Cantabria, es uno de los grandes destinos turísticos del norte de España. Lo es gracias a playas como la del Sardinero, a su gastronomía y a sus monumentos. En sus más de veinte siglos de historia ha sido testigo de infinidad de acontecimientos. ¿Quieres conocer algunas curiosidades de Santander en la Edad Media?
Historia medieval de la capital de Cantabria
El origen de la ciudad no se ha podido determinar con exactitud. Sin embargo, algunos restos arqueológicos establecen que la capital de Cantabria pudo comenzar su historia en el siglo I a.C.
En la península de la Magdalena, y sobre todo en zona de Somorrostro, se han encontrado restos de antiguas estructuras romanas. También han aparecido monedas, que demuestran que los romanos dieron buen uso del puerto de Santander.
A partir de la Edad Media, la documentación que se posee sobre la capital de Cantabria es mucho mayor. En el siglo VII se fundó un monasterio y ya en el siglo XII se empieza a construir la catedral, sobre la antigua Abadía de los Cuerpos Santos.
Entre los siglos XII y XIII la ciudad fue creciendo dentro de los límites marcados por la antigua muralla. Una muralla de la que hoy en día apenas quedan restos. La ampliación de la ciudad entre los siglos XVIII y XIX hizo que se demoliera.
Pero volvamos al siglo XIII. Por aquella época Santander estaba dividida en dos zonas diferenciadas. Por un lado estaba la conocida como Puebla Vieja. Era la parte más antigua, situada en el cerro de Somorrostro. En ella se encontraban el castillo, la abadía y los comercios.
Por otro lado estaba la Puebla Nueva. En esta zona se encontraban los conventos de Santa Clara y San Francisco. Ambas partes de la ciudad, separadas por la ría de Becedo, quedaban unidas por un puente.
Participación en la Reconquista
La capital de Cantabria fue uno de los lugares que no fue conquistado por los musulmanes. Por ello, sirvió como bastión en la Reconquista. Prueba es la participación en la conquista de Sevilla en 1248. Por ella, Santander fue recompensada con un escudo de armas ilustrado con la Torre del Oro y el Guadalquivir.
A partir del siglo XIV, y según lo indicado en el Libro de las Merindades de Castilla, Santander queda definida como una ciudad dependiente únicamente de la monarquía. A pesar de ello, en 1466 la ciudad pasaría a manos del Marqués de Santillana, decisión que un año después quedaría revocada tras una sublevación popular.
Esta y otras tensiones produjeron el enfrentamiento entre la Puebla Vieja y la Nueva. Esto provocó que la monarquía estableciera en el siglo XV el reglamento que instauraba la figura de un alcalde en cada población y varios regidores.
La peste llegó en barco
A finales del siglo XV, la Armada de Flandes desembarcó en Santander a Margarita de Austria, que iba a casarse con Juan de Aragón y Castilla, hijo de los Reyes Católicos. Los tripulantes trajeron la peste a la localidad cántabra.
La facilidad de infección de esta enfermedad hizo que se extendiera por la ciudad. El resultado fue que murieron contagiadas seis mil personas. La población de Santander, así, se vio reducida a la mitad. Esta grave crisis demográfica perduró en el tiempo y prácticamente hasta el siglo XVIII la ciudad no conseguiría remontarla.
Lo que queda del Santander medieval
De la ciudad medieval no quedan muchos vestigios. Visita imprescindible es la catedral. El templo comenzó a construirse en el siglo XII, pero a lo largo del tiempo sufrió ampliaciones y remodelaciones que fueron cambiando su aspecto. Un incendio en 1941, además, provocó serios daños en ella.
En la torre del campanario se encuentra el Centro de Interpretación de la Historia de la Ciudad. Un lugar donde se puede conocer de una manera amena y didáctica cómo ha evolucionado Santander.
Y bajo el suelo de la plaza de Velarde se puede visitar el Centro Arqueológico de la Muralla Medieval. En este lugar se encontraba la Puebla Nueva y, a través de los restos que se conservan, se puede conocer más sobre cómo era Santander en aquella época.