Descubrimos la historia del castillo de Belfast
Belfast, la capital de Irlanda del Norte, es un destino sorprendente. Muchos visitantes se acercan con una idea preconcebida de ciudad gris y con una triste historia reciente. Pero una vez allí, la urbe muestra todos sus encantos, algunos relacionados con su vitalidad presente y otros que hablan de una historia más antigua de lo esperado. Precisamente, el castillo de Belfast es una de las joyas de la ciudad.
Historia del primer castillo de Belfast
Lo que hoy se visita y se conoce como castillo de Belfast, en realidad es la segunda fortaleza de la ciudad. Hubo una anterior en el centro de la capital, hoy desaparecida.
Pero, a diferencia de lo que pasa en otros muchos lugares del mundo, cuando fue destruido por un incendio a comienzos del siglo XVIII, el primer castillo de Belfast tardó mucho en reconstruirse y además cuando se emprendieron las obras en otro lugar alejado de su emplazamiento original.
Por esta razón del primer castillo de Belfast, levantado por los normandos a finales del siglo XII, apenas queda nada. Salvo su recuerdo y el nombre de unas calles en el corazón de la urbe que recuerdan esa mítica fortaleza medieval.
Situación del actual castillo de Belfast
Lo primero que llama la atención del castillo de Belfast que hoy visitan los turistas es su emplazamiento. Se encuentra bastante alejado del centro de la ciudad, más o menos a 7 kilómetros. Concretamente en Cave Hill, una colina sobre la que no solo se ve la construcción, sino que además se disfruta de unas impresionantes vistas del conjunto urbano de la capital.
Tal vez estés preguntando ¿cómo ir hasta allí sin disponer de coche? No hay que preocuparse, porque los autobuses urbanos llegan hasta la misma puerta del castillo. Eso sí, desde la puerta hasta la mansión hay una caminata entre jardines de lo más agradable.
¿Cuándo se construyó el castillo de Belfast?
Ya hemos dicho que el castillo original fue pasto de las llamas a inicios del siglo XVIII. Pues bien, hubo que esperar hasta el año 1870 para que se levantara el actual edificio.
Su construcción fue promovida por el poderoso marqués de Donegal. Un personaje que, más que una fortaleza defensiva, decidió levantar una elegante casona que está protegida por unos robustos torreones que le aportan sobriedad y señorío al conjunto.
Por cierto, todo el diseño general de la obra recayó sobre en Charles Lanyon, uno de los arquitectos más influyentes del siglo XIX en Belfast, y de cuyas obras nos hablarán en cualquier itinerario guiado por las calles de esta ciudad, y de otras irlandesas. Por ejemplo, en Dublín diseñó la Galería Nacional de Irlanda.
La visita al castillo de Belfast
Una de las sorpresas más gratas de esta mansión es la que visita es gratis. El monumento abre sus puertas a los turistas, pero la población local también lo puede reservar para realizar allí diferentes eventos. E incluso se convierte en el escenario idílico para la celebración de matrimonios.
No obstante, ya que se visita el castillo hay que aprovechar para recorrer los jardines que circundan la fortaleza. Y por qué no, se puede degustar comida y bebida irlandesa en el restaurante que abre sus puertas en el monumento. O, si se prefiere, es posible llevarse un souvenir de lo más especial, entrando en la tienda de antigüedades que también hay en el propio castillo.
El centro de visitantes de Cave Hill
También en el sótano del castillo de Belfast, hay un centro de visitantes en el que se descubren otras muchas peculiaridades sobre este lugar. Por ejemplo, allí se nos da a conocer por qué a este sitio también se le conoce como el castillo de los gatos.
Algo que llama la atención, ya que los hay por todas partes, tanto vivos como en la decoración. Lo que se debe a que la leyenda dice que sus propietarios tendrán suerte, siempre y cuando aquí viva un gato blanco. ¡Y sin duda abundan!
“De todas las criaturas de Dios, solo hay uno que no se puede esclavizar con la correa. El gato.”
-Mark Twain-
Y en ese mismo centro de visitantes también nos hablan de las distintas cuevas de Cave Hill. Lugares antaño excavados por los mineros, pero que en el pasado siglo XX fueron refugio para los combatientes del IRA.
En definitiva, que todo aquel que viaje a la capital de Irlanda del Norte tiene una cita ineludible en su castillo, ya que este es un lugar que resume gran parte de la historia de Belfast.