Fiordland en Nueva Zelanda
Fiordland es uno de los lugares que ha convertido a Nueva Zelanda, en uno de los destinos predilectos de aquellos que buscan espacios naturales increíbles y salvajes. Lo tiene todo: montañas, cascadas, mar, nieve y por supuesto, fiordos de origen glaciar. ¿Dónde nos espera esta maravilla de la naturaleza? En la Isla Sur de Nueva Zelanda.
Los 14 fiordos de Fiordland
Solemos asociar accidentes geográficos como los fiordos únicamente con los paisajes escandinavos de Noruega o de Islandia. Sin embargo, fiordos hay en otros muchos lugares del planeta.
Al fin y al cabo, son valles formados por la acción erosiva de una lengua glaciar y que en el transcurso de milenios acabaron inundados por las aguas del mar. Y ni más ni menos, eso es lo que ocurrió con los 14 fiordos que dan nombre a la región neozelandesa de Fiordland.
En este caso, se tardó unos 100 000 años en esculpirse este impresionante paisaje. Y aunque la ciencia y los geólogos tienen muy claros los procesos erosivos que les han dado forma, para la cultura tradicional maorí tal belleza natural tiene otra explicación mucho más poética. Según ellos, Fiordland es obra de un albañil. Eso sí, un albañil gigantesco que con su hacha talló estas rocas.
Las cascadas de Fiordland
Si la roca en conjunción con la costa ya es impresionante, esa belleza alcanza cotas insuperables cuando surgen las increíbles cascadas de agua dulce que caen desde alturas de decenas y centenares de metros. Entre todas ellas destaca una, la Milford Sound, uno de los iconos del paisaje más indómito de Nueva Zelanda.
Las actividades en Fiordland
Si tenéis la fortuna de viajar a Fiordland, destinad varios días al lugar porque hay mucho qué ver y qué hacer. Al igual que ocurre en otros lugares de Nueva Zelanda, desde el Monte Cook a sus costas, la naturaleza es la reina. Y además de contemplarla y admirarla, también se puede aprovechar para practicar numerosos deportes al aire libre.
Recorrer el Parque Nacional
Dentro del espacio protegido de Fiordland hay distintas posibilidades de alojamiento, siempre en lugares rodeados del entorno natural. Así que estos lugares son los mejores para desde ahí emprender distintas rutas senderistas, ciclistas o hacer otros muchos deportes. Veamos los más habituales:
Sendas de gran recorrido
En Nueva Zelanda los tradicionales Senderos GR, de Gran Recorrido, se denominan Great Walks. Y dentro de Fiordland hay varias opciones. Está el Kepler Track en el que se invierten cuatro días en recorrerlo. O el más concurrido y largo, el Milford Track, que necesita de cinco jornadas y buena forma física.
Hacer kayak
Otra forma de recorrer Fiordland es por el agua. Y además de los típicos cruceros más turísticos, todo aquel que sea un poco intrépido tiene que tomar los remos de un kayak y navegar por los preciosos lagos de Manapouri y Te Anau, en cuyas orillas además hay muchas cabañas para alojarse.
Nueva Zelanda un auténtica aventura
Hay más cosas que hacer en Fiordland. Por ejemplo, sobrevolar sus cascadas más famosas e incluso bucear en ciertas zonas de los fiordos. O avistar especies tan características como los pingüinos, los lobos marinos o los loros alpinos. Es decir, que es un territorio propicio para los aventureros. En realidad como toda Nueva Zelanda, ese país increíble que también conocemos gracias a las películas inspiradas en los relatos de J.R.R. Tolkien.
Y ese no es más que uno de los muchos nombres ilustres que quedaron prendados de este territorio. Otro que se maravilló con la belleza de sitios como Milford Sound fue el escritor británico Rudyard Kipling. E incluso el gran Capitán Cook dudó de adentrarse en Doubtful Sound, el fiordo más profundo de Fiordland, por si después era incapaz de regresar a mar abierto.
En definitiva, unos paisajes extraordinarios e inolvidables para todo aquel que los contempla.