El puente romano de Córdoba, uno de los tesoros de la ciudad
Hasta el siglo I a.C., el río Guadalquivir se cruzaba en barco. Pero en tiempos del emperador Augusto se erigió el puente romano de Córdoba o Puente Viejo, como también se le conoce, para que formara parte de la Vía Augusta. Vamos a descubrir más sobre la historia de este impresionante puente y los lugares que no te puedes perder si te decides a visitarlo.
Una época de abundantes construcciones
Como probablemente ya sepas, la Vía Augusta fue la calzada romana más larga de la antigua Hispania. Con sus más de 1500 kilómetros, se extendía desde los Pirineos hasta Cádiz. Y, como hemos dicho, pasaba por el puente romano de Córdoba.
En esa misma época se fundaron importantes ciudades, como Emérita Augusta (Mérida) o César Augusta (Zaragoza). Por lo tanto, fue una época de grandes cambios y abundantes construcciones, y el puente romano de Córdoba fue una de ellas.
Pero a lo largo de los veinte siglos que se ha mantenido en pie, el puente ha sufrido numerosas reconstrucciones y modificaciones. Por lo tanto, de la estructura original no quedan más que algunos arcos y los sillares.
A pesar de todo, el puente ha mantenido una aspecto similar al que tuvo en épocas romanas, sobre todo después de la restauración de 2008, cuyo objetivo era devolverle la forma original.
Qué ver en el puente romano de Córdoba
Si te decides a visitar el puente romano de Córdoba, no te puedes perder los siguientes lugares, ya que son los más emblemáticos e importantes y están relacionados con la historia del puente y con la de los cordobeses.
1. La puerta del Puente en el lado norte
En ambos extremos del puente hay lugares a los que debes acercarte. En el lado norte, está la puerta del puente, la cual da la bienvenida a cualquiera que entre en Córdoba. Data de 1571 y fue diseñada por Hernán Ruiz III, uno de los mayores representantes del manierismo cordobés.
También se la conoce como el Arco del Triunfo y su construcción se llevó a cabo para celebrar la llegada del rey Felipe II a Córdoba. Por esto mismo, en el centro, una de las cartelas menciona a dicho rey. Junto al propio puente y a la torre de Calahorra, se declaró Bien de Interés Cultural en 1931.
2. El guardián de los cordobeses, el Arcángel San Rafael
A mediados del siglo XVII, en el año 1651, hubo una epidemia de peste en la ciudad. Esta epidemia afectó a buena parte de la población y causó graves estragos. Cuando remitió, se colocó en la mitad del puente una imagen del Arcángel San Rafael, obra del escultor cordobés Bernabé del Río, como agradecimiento del fin de la epidemia.
Sin embargo, los cordobeses adoraban al Arcángel desde mucho antes. Y es que, la leyenda cuenta que, un siglo antes, otra epidemia terminó cuando San Rafael se apareció a un sacerdote, clamando ser el guardián de la ciudad.
Como se trata del santo más cercano y amado por el pueblo, siempre está rodeado de una nube roja de velas, flores y demás ofrendas. Estas velas son la muestra del cariño y la devoción que el pueblo de Córdoba profesa hacia el Arcángel San Rafael. Así que, si visitas el puente, no te olvides de pararte a admirar la estatua.
3. La torre de Calahorra
Es uno de los monumentos menos conocidos de Córdoba. Se cree que su construcción se llevó a cabo en la época islámica y que después se aprovechó y modificó en tiempos cristianos. Como cabe suponer, su función original fue defensiva, para evitar que el enemigo accediera a la ciudad a través del puente. De ahí los recios muros y el profundo foso.
Aun así, la torre ha cumplido diversas funciones a lo largo de los siglos. Fue una cárcel, un lugar de cuarentena para enfermos e, incluso, llegó a convertirse en la sede de una escuela de niñas del barrio adyacente.
Hoy en día, sin embargo, la torre de la Calahorra es el lugar de una exposición permanente que muestra las tres culturas que poblaron Córdoba: la cristiana, la musulmana y la judía. Así, su objetivo es mostrar la importancia de la convivencia de estas tres culturas que se dio en la ciudad durante la época califal.
Como habrás podido observar, la visita al puente romano de Córdoba te permitirá mucho más que admirar una estructura impresionante de más de 20 siglos. También podrás aprender sobre la historia de la ciudad, la mezcla de culturas y la fe de los cordobeses.