La Cuba más auténtica en Trinidad

La Cuba más auténtica en Trinidad
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 11 julio, 2016

La isla de Cuba es posiblemente uno de los lugares más contradictorios del mundo, donde política, economía, cultura y turismo tejen estrechos y desconcertantes lazos, como por ejemplo que sea posible hacer un viaje a Cuba, el país antinorteamericano por antonomasia, y sin embargo no ver un solo peso de la moneda local y pagar absolutamente todo en dólares. Pues bien, a veces es difícil saber dónde está lo auténticamente cubano. Nosotros te lo decimos, en la maravillosa ciudad de Trinidad y su entorno.

La ubicación de Trinidad

No puede parecer extraño que aquí se guarde la esencia de Cuba, aunque solo sea por su emplazamiento, ya que esta atractiva ciudad se halla más o menos hacia la mitad de la longitud de la isla caribeña y se encuentra en su costa sur, bañada por el mar Caribe. Pero además de eso, en muchas ocasiones a esta urbe se la ha llamado la “Ciudad Museo de Cuba” por su extraordinario estado de conservación.

Trinidad, una ciudad colonial

Ese es uno de los grandes valores de Trinidad, el ser una de las más hermosas ciudades coloniales de Centroamérica, y en realidad de todo el continente. Todavía se conservan señoriales casonas y palacios, levantados en plazas y calles completamente empedradas durante los años de colonización española, desde la fundación de la urbe allá por el lejano 1514 hasta el año 1898.

Trinidad en Cuba
Trinidad – Sabino Parente

De todo el conjunto, cualquier visita ha de comenzar en la Plaza Mayor, el lugar donde hay que visitar el Museo Histórico Municipal y el Museo de la Arquitectura Trinitaria. Tras eso y un relajado paseo por el núcleo histórico se comprende a la perfección porque la Unesco declaró gran parte de su casco antiguo como Patrimonio de la Humanidad.

“Por las venas de Cuba no corre sangre, sino fuego: melodioso fuego que derrite texturas y obstáculos, que impide la mesura y, muchas veces, la reflexión. Pero así somos, y ese es nuestro mayor encanto y defecto: estamos hechos de música.”

-Daína Chaviano-

La costa de Trinidad

Pero además de la valiosa arquitectura colonial, este lugar también merece ser visitado para disfrutar de sus increíbles playas, como la de María Aguilar, muy próxima a la villa, o la Ancón, que está a una docena de kilómetros pero que merece la pena el desplazamiento por la increíble calidez y transparencia de sus aguas.

Playa Ancon en Trinidad
Playa Ancón – Joel Blit

También hay que desplazarse hasta lugares como el Cayo Blanco de Casilda, uno de los mejores puntos para bucear en el entorno de Trinidad, donde entre el arrecife de coral se descubren infinidad de peces tropicales, tortugas y todo tipo de moluscos y especies de marisco. Para eso lo mejor es acudir al puerto de Trinidad y ver qué opciones nos ofrecen las empresas locales.

Hacia el interior de Trinidad

Topes de Collante en Trinidad
Topes de Collantes – Richard Cavalleri

Y quién prefiera hacer actividades en tierra firme, en Trinidad también tiene multitud de opciones. Una de ellas es dirigirse hacia el cercano Valle de los Ingenios, donde se conservan decenas y decenas de ruinas decimonónicas de todo lo que se usaba para conseguir el máximo rendimiento a los tradicionales campos de caña de azúcar. Y además allí se descubre la Torre Iznaga, que se eleva 42 metros sobre el terreno.

Y otra zona donde uno puede dirigirse a hacer senderismo, montar a caballo o simplemente tomar unas fotos alucinantes es la vecina sierra del Escambray, un lugar que como hemos dicho al principio cobija toda la esencia de Cuba, pero que además posee rincones realmente fotogénicos como las cascadas que se ven en la zona de Tope de Collantes.