Palacios y castillos de Baviera, una ruta de cuento
Nos vamos al sur de Alemania para hacer uno de esos recorridos difíciles de olvidar. Queremos seguir los pasos del llamado Rey Loco, admirando palacios y castillos de Baviera relacionados con su figura. Son magníficas construcciones que despiertan la admiración de quien las visita. ¿Nos acompañas?
Quién fue el Rey Loco
Este apodo es el que recibió el rey Luis II de Baviera. Llegó al trono en 1864, con apenas 18 años, y murió prematuramente y en extrañas circunstancias en 1886.
Luis II era admirador del absolutismo en un periodo de profundos cambios. Un personaje excéntrico que quiso construir edificios fastuosos que recordaran otras épocas. Un rey melancólico y caprichoso que acabó siendo inhabilitado.
Un paseo por los castillos de Baviera
Vamos a hacer un breve recorrido por los palacios y castillos de Baviera que nos recuerdan, de un modo u otro, la figura de Luis II. Son construcciones de auténtico cuento, como vas a poder comprobar.
Lo más recomendable es empezar la ruta en Fussen, un pequeño pueblo desde el que es muy fácil partir para conocer todas las paradas de esta ruta. Como lugar en sí es muy agradable, un rincón en el que pasear y conocer más sobre las tradiciones alemanas. Su casco antiguo merece que te pares y lo admires.
1. Hohenschwangau
Es un precioso castillo de estilo neogótico en el que Luis II pasó parte de su infancia y algunos de los momentos más felices de su niñez. Fue residencia veraniega de la familia real y el monarca no dejó de visitarla. Es más, se encuentra cerca de su sueño: el castillo de Neuschwanstein.
Este castillo se construyó entre 1833 y 1837 por orden del padre de Luis II, Maximiliano II. Se levanta en un lugar privilegiado que ocupaba una fortaleza medieval que en el siglo XIX estaba ya en ruinas.
2. Neuschwanstein
Un castillo de fantasía, no hay mejor forma de describirlo. Para muchos, el castillo más bello del mundo. Esta fue la gran obra de Luis II, su gran sueño, el mismo en el que se invirtieron enormes cantidades de dinero… y que nunca llegó a ver terminado.
Es el más conocido, sin duda, de los castillos de Baviera. Las obras comenzaron en 1869 a partir de los diseños de un escenógrafo teatral. De hecho, este castillo es más un enorme escenario que un lugar habitable. E incluso se fue modificando su diseño según los caprichos del rey.
Neuschwanstein pretendía ser prototipo de construcción medieval. Sin embargo, contaba con algunos de los mayores avances de la época. Tenía calefacción central, luz eléctrica, agua corriente e incluso una especie de línea de teléfono.
3. Palacio de Linderhof
Era un pequeño Versalles para rey bávaro. De hecho, se copiaron algunos elementos del palacio francés, aunque en un tamaño mucho menor, evidentemente. Seguramente gracias a esas reducidas dimensiones fue el único de los proyectos soñados por el monarca que vio finalizado. Incluso llegó a vivir en él varios años.
El palacio de Linderhof es un precioso edificio de estilo barroco, rozando el rococó. En su interior se pueden contemplar salas y estancias magníficamente decoradas, como la llamada Sala de los Espejos.
Y si el interior del palacio es magnífico, también lo son los jardines que lo rodean. Unos jardines que esconden pequeños tesoros como un kiosko morisco o una gruta artificial con un pequeño escenario para escuchar obras musicales.
4. Herrenchiemsee
Otro precioso palacio de aires versallescos. Está un tanto alejado del resto de construcciones que hemos visitado, pero merece la pena visitarlo. En principio iba a ser una copia exacta del palacio francés, pero se agotaron los fondos y solo se construyó una parte.
Se encuentra en una isla, en el lago Herremchiesee. Y, como Versalles, tiene unos preciosos jardines con fuentes ornamentales, laberintos vegetales y hasta un embarcadero. Una visita, sin duda, que merece mucho la pena.
¿Qué te ha parecido este recorrido por estos palacios y castillos de Baviera? Ahora que ya los conoces, no dudes en incluirlos todos en tu visita a esta zona de Alemania. Te encantarán.