Castillo de Anjony: reflejo majestuoso de siglos pasados

Es un pequeño pero encantador castillo situado en la región francesa de Auvernia. Un castillo que ha llegado a nuestros días muy bien conservado y que está rodeado de un magnífico entorno.
Castillo de Anjony: reflejo majestuoso de siglos pasados
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 28 abril, 2019

El castillo de Anjony es un monumento que conserva toda la esencia de las fortalezas de montaña del siglo XV. Es una joya para los amantes de los castillos y la cultura medieval que ofrece impresionantes interiores amueblados y decorados con frescos del siglo XVI.

Se encuentra en la pequeña localidad francesa de Tournemire, en el departamento de Cantal. Allí, no podemos escapar de la mirada atenta y vigilante de las cuatro torres que flanquean el edificio principal del castillo de Anjony.

Ante nosotros aparece un imponente monumento construido sobre un promontorio rocoso que se conserva intacto desde mediados del siglo XV. En este artículo queremos descubrir las maravillas de este monumento, ¿las descubrimos juntos?

El castillo de la familia Anjony

Vista del castillo de Anjony
Castillo de Anjony – Steynard / Flickr.com

Aproximadamente en el año 1430, mandó contruir esta fortaleza Louis de Anjony, apodado ‘Loynot’ por el rey Carlos VII y compañero de Juana de Arco. Durante más de 100, años la historia del castillo estuvo estrechamente ligada a la conflictiva relación de la familia Anjony y la Tournemire.

La familia Anjony se había enriquecido gracias al comercio y a los servicios prestados a la realeza. Pronto quisieron traducir este poderío económico en político, motivo por el cual lucharon por convertirse en coseñores de Tournemire.

Sin embargo, la familia Tournemire no cedió ante los Anjony hasta que, alrededor del año 1650, los Tournemire abandonaron la región. A pesar de los dos siglos de conflictos, el castillo no sufrió daños.

Posteriormente, durante el período revolucionario de 1789, el monumento también salió ileso. Gracias a esta suerte y a que durante el siglo XIX el edificio no sufrió ninguna modificación, hoy en día podemos visitar un monumento donde se respiran los aires del medievo.

Un detalle curioso sobre esta construcción es que, a diferencia de otros castillos, ha estado constantemente habitado por la misma familia Anjony. Hoy en día es propiedad del marqués Robert Pelissier de Léotoing de Anjony.

Visita al interior del castillo de Anjony

Vista desde las torres del castillo de Anjony
Vista desde las torres – Asytex / Flickr.com

A pesar de estar habitado, hace 70 años, la familia Anjony decidió abrirlo al público para que se pudiera visitar. El edificio es una típica fortaleza del siglo XV caracterizada por su austeridad exterior.

El monumento consta de una gran torre cuadrangular central, que está flanqueada por cuatro torres circulares de aproximadamente 40 metros de altura. En el siglo XVIII se añadió un ala anexa acorde a la moda y estética del momento. Este anexo es de planta rectangular, de un solo nivel y con techos de pizarra.

La estructura interna del castillo es la misma en todas las plantas. Consiste en una sala grande de aproximadamente 100 m², que correspondería a la torre central, y tres más pequeñas que pertenecen a las torres circulares. En la cuarta torre circular hay una escalera de caracol que comunica todas las plantas de castillo.

Planta de acceso

La austeridad exterior del edificio no se corresponde con la rica decoración interior. El acceso se hace por una de las torres, que conduce a la sala de recepción del castillo. Se trata de una basta sala abovedada que servía como bodega y despensa. Muestra de ello son los ganchos que hay en el techo que se utilizaban para colgar carne curada.

Primer piso, Salle Basse

Interior del castillo de Anjony
Interior del castillo – Damian Cania / Flickr.com

La sala de estar del primer piso sorprende por el gran tamaño que tiene la chimenea y por los dos grandes tapices que adornan la sala. Pero lo más impresionante de este primer piso lo encontramos en una de las estancias de una torre circular.

Ese gran tesoro es una capilla completamente decorada con frescos de principios del siglo XVI en los que se representa la vida de Jesucristo. Desde el siglo XVIII, alberga una de las tantas vírgenes negras del mundo cristiano, Nuestra Señora de Anjony.

Segundo piso, Salle des Preux

Torres del castillo de Anjony
Torres del castillo – TARTAUD-GINESTE / Flickr.com

Maravilla la belleza de los frescos de la capilla pero hay más. La sala de estar de la segunda planta está completamente decorada con frescos. Son pinturas de tonos ocres y rosados hechas alrededor del año 1575.

El motivo de los frescos es la conocida leyenda medieval de los nueve caballeros valientes. Eran nueve personajes históricos, divididos en triadas según su religión –paganos, judíos y cristianos–, que fueron considerados como los máximos representantes de la caballería.

Estos frescos estuvieron escondidos durante más de 200 años a causa de las reformas realizadas en el siglo XVIII. A principios del siglo XX, los frescos se recuperaron, aunque no todos. El fresco de uno de los tres caballeros paganos, el de Julio César, desapareció con las reformas del siglo XVIII al hacer una nueva ventana en la sala.

Tercer piso, Salle d’Armes

Aquí encontramos una habitación de altos techos presidida por un gran tapiz que narra la victoria del emperador Justiniano, representado con los rasgos del rostro del rey Luis XIII. Alrededor de la sala podemos admirar algunos retratos de la familia Anjony.

Otro de los rincones destacados del castillo se encuentra en una de las torres. En ella hay una habitación que está completamente amueblada con mobiliario del siglo XVIII.

Para los amantes del arte y la cultura medieval, la visita de este monumento es altamente recomendable. Para los menos forofos, la belleza del paisaje donde se emplaza el castillo de Anjony, no les dejará indiferentes.

Fotografía principal: Jean-Marie Prival / Flickr.com