Los baños árabes en España y su evolución hasta hoy

El 'hammam' o baño árabe es un ritual de purificación que se introduce en España en época musulmana. Era un acto que pretendía no solo limpiar el cuerpo, sino también el alma.
Los baños árabes en España y su evolución hasta hoy
Cristina Moreno

Escrito y verificado por la historiadora del arte Cristina Moreno.

Última actualización: 06 septiembre, 2019

Los baños árabes en España cuentan con un gran recorrido y evolución a lo largo de la historia. Así, han pasado de formar parte de un ritual ligado a la religión musulmana a convertirse, hoy en día, en un atractivo importante dentro las ofertas del turismo de bienestar.

Se trata de un tipo de baño que requiere de unas infraestructuras concretas que se asemejan a las introducidas por los árabes. España cuenta con muchos espacios en los que disfrutar de este tipo de instalaciones. ¿Pero sabes cómo surgen y en qué consisten? Pues mantente atento porque aquí te lo contamos.

El origen de los baños árabes en España

Baños árabes de Ronda
Baños árabes de Ronda

Con la llegada de los musulmanes en el año 711, España vivió toda una revolución religiosa y cultural: nuevas creencias, nuevos edificios y nuevos ritos llegaron a la península ibérica, entre ellos el ritual del hammam o baño árabe.

Se trata de un ritual que se apoya en la construcción de edificios específicos, los baños, cuyos espacios están pensados para la limpieza tanto del cuerpo como del espíritu y así llegar puro a la oración en la mezquita. Con ello, podemos establecer una relación entre ambos edificios.

En España se conservan muchos de estos edificios, que se ubicaban junto a las mezquitas mayores o mezquitas de barrio. Destacan algunos como el Bañuelo en el paseo de los Tristes de Granada, los Baños Reales de la Alhambra, los Baños del Almirante en Valencia, los Baños Árabes de Palma de Mallorca, los baños de Ronda o los del Palacio de Villardompardo de Jaén.

El edificio

Baños árabes del Palacio de Villardompardo de Jaén
Baños árabes del Palacio de Villardompardo

Los baños árabes solían tener entre tres y cuatro salas, cada una con una utilidad específica. Así, en el vestíbulo o zaguán, llamado a l-bayt al masiaj, se dejaba la ropa y contaba con un retrete. Tras esta sala se entraba a la fría o al-bayt al-barid, a la sala templada o a l-bayt al-wastaní y a la sala caliente o al-bayt al-sajún.

La sala caliente tenía un hipocausto subterráneo. Por él circulaba el aire caliente que calentaba el suelo de mármol o ladrillo con el que contaba esta sala. Y además, los baños contaban con una zona de servicio donde estaban la caldera y la leñera, llamada a l-Burma.

Pero no existían bañeras o piscinas donde sumergirse. En España, sirvientes y esclavos echaban agua a distintas temperaturas sobre el cuerpo de los que acudían al hamman y se lo frotaban. Esto suponía un beneficio para la circulación de la sangre.

Los techos abovedados con lucernas por las que el sol se introducía de forma ligera en los espacios, los ungüentos con los que frotaban el cuerpo, los masajes o el té: todo estaba pensado para que el fiel llegase limpio de espíritu y cuerpo a la oración.

Los baños árabes en la actualidad

Hoy estos rituales han derivado en uno de los atractivos más demandados por los amantes del turismo de bienestar. Así, recogiendo la tradición musulmana tan presente en España, se han construido miles de baños árabes que ofrecen todas las comodidades para que el visitante se relaje y viva toda una experiencia.

Baño árabe
Baño árabe actual

Los espacios siguen siendo los mismos que en los baños históricos. Sin embargo, ahora cuentan con piscinas en las que sumergirse y poder experimentar el contraste de temperaturas que ayuda a la relajación del cuerpo y a la mejora de la circulación. Además, está permitida la entrada de hombres y mujeres al mismo tiempo.

En el vestíbulo, además de encontrarse los vestuarios, comenzamos a introducirnos en un mundo de fantasía. La música, el té moruno y la ambientación con velas y faroles nos hacen alejarnos de las preocupaciones del día a día.

En la sala fría, la piscina de agua helada despierta todos nuestros sentidos para apaciguarlos después en la sala templada. Tanto en esta sala como en la caliente se puede disfrutar de un masaje con aceites aromáticos. Y, tras sumergirnos en la pila de agua caliente, debemos pasar de nuevo a la sala fría.

Todo el edificio cuenta con una decoración que imita a los antiguos baños para que el rito se funda con el espacio y nos transporte a otro lugar. Mosaicos de azulejos, mármoles blancos, columnas con capiteles de hojarascas, fuentes, aroma a flores, música y luz tenue harán que todos tus sentidos se despierten para vivir la experiencia de disfrutar de unos baños árabes actuales.