El arte, el botín más codiciado en las guerras

Pinturas, tesoros de oro, esculturas, libros, etc. Todos son botines preciados en tiempos de guerra. Aquí te mostramos algunos ejemplos de obras de arte robadas durante conflictos bélicos e invasiones.
El arte, el botín más codiciado en las guerras
Cristina Moreno

Escrito y verificado por la historiadora del arte Cristina Moreno.

Última actualización: 12 enero, 2020

El arte es el botín más codiciado en tiempos de guerra. Las contiendas son auténticos desastres que suponen la desaparición de ciudades, museos, bibliotecas y centros de cultura. Muertos, vidas rotas y tesoros y obras de arte desaparecidas, a veces, para siempre.

Cientos son los países que se reclaman los unos a los otros la devolución de obras de arte que se exhiben en museos y que fueron parte de algún botín de guerra. ¿Quieres conocer alguno de estos casos?

1. El Tesoro de Eberswalde, gran botín de guerra

Tesoro de Eberswalde
Tesoro de Eberswalde – Andreas Praefcke / Wikimedia Commons

Es un conjunto compuesto por 81 piezas de oro que pesa más de dos toneladas y media. Compuesto por vasijas, joyas y utensilios, está datado entre los siglos IX y VIII a.C. y constituye el mayor tesoro de la Edad del Bronce.

Se custodiaba en el Museo de Berlín, de donde fue sustraído por las tropas soviéticas en su retirada de la capital alemana al final de la Segunda Guerra Mundial.

Lo trasladaron a Moscú y hasta 2004 se pensó que había desaparecido, pero ese año el Museo Hermitage admitió que las piezas se encontraban en sus fondos. Desde 2013 se puede contemplar en el museo ruso, aunque todavía sigue siendo motivo de conflictos y diferencias entre Alemania y Rusia.

2. Niño en su lecho de muerte

Niño en su lecho de muerte de Bartholomeus van der Helst
‘Niño en su lecho de muerte’ de Bartholomeus van der Helst

Es una obra muy peculiar del artista Bartholomeus van der Helst cuya historia es de lo más interesante. También constituyó un botín de guerra y hace pocos años fue devuelto a los descendientes de su dueño original, el judío Jacques Goudstikker, un conocido comerciante de arte holandés.

Así, el cuadro fue robado durante la invasión nazi de Holanda y fue recuperado por las tropas aliadas. Sin embargo, no se devolvió a sus dueños, sino que pasó a formar parte de los fondos de un museo nacional. Finalmente, después de medio siglo de litigios, el cuadro fue devuelto a los propietarios a quienes pertenecía antes de 1940.

3. El nacimiento de la Virgen, otro botín de guerra

El nacimeinto de la Virgen de Murillo, un botín de guerra
‘El nacimeinto de la Virgen’ de Murillo

Es uno de los cuadros más bonitos del pintor español Murillo. Este cuadro, que formaba parte de la catedral de Sevilla, fue robado durante la invasión napoleónica. En concreto, por las tropas del mariscal Jean de Dieu Soult, quienes lo llevaron a Francia.

Hoy en día forma parte del Museo del Louvre junto a otras muchas obras expoliadas en todo el país por las tropas francesas durante sus años de invasión y en la retirada de España. Otras muchas obras de las que robaron pasaron a formar parte de colecciones privadas o de otros museos del resto del mundo.

4. Los caballos de la basílica de San Marcos de Venecia

Caballos de la basílica de San Marcos, un botín de guerra
Caballos de la basílica de San Marcos

Se trata de cuatro caballos hechos en época helénica o romana que han recorrido medio mundo, ya que se convirtieron en un botín de lo más preciado. Hechos en una aleación metálica y atribuidos al escultor Lisipo, habrían formado parte de una escultura mayor que representaba una cuadriga.

Pronto se convirtieron en un botín de guerra y es que, ya en el año 330 el emperador Constantino los robó del territorio griego para colocarlos en Constantinopla. Pero ahí no quedó su periplo por el mundo, pues en 1204 el dux de Venecia se los llevó durante el saqueo de Constantinopla.

Allí, los instalaron en la cubierta de la basílica de San Marcos, pero en 1797 Napoleón se enamoró de ellos y se los llevó a París. Así, durante años estuvieron instalados en el Arco del Triunfo del Carrusel, hasta que en 1815 fueron devueltos de nuevo a Venecia.

5. Los frisos del Partenón de Atenas

Frisos del Partenón en el British Museum
Frisos del Partenón en el British Museum

Es uno de los recuerdos más deseados por los miembros de los diversos ejércitos que han pasado por la capital griega a lo largo de la historia. Grecia sigue esperando que los miles de fragmentos de los edificios que conforman la Acrópolis regresen al país heleno. Frontones y esculturas fueron saqueadas durante años y llevadas a casas particulares y museos nacionales.

De hecho, en 2008, fue sonada la noticia de la devolución de un fragmento de mármol perteneciente al Partenón que la descendiente de un soldado austriaco decidió devolver a este país. Detrás del fragmento existe una inscripción que fecha el momento en el que fue tomado de esta maravilla. Así, se puede leer que el 16 de febrero de 1943 pasó a manos de un soldado destinado en el lugar.