Ani en Turquía, una fascinante ciudad fantasma
En la zona noroeste de Turquía se encuentra una de las poblaciones más bonitas y desconocidas del país: la ciudad de Ani. Situada en la provincia de Kars, y enclavada a orillas del río Akhourian, la urbe hace frontera con Armenia. Por ello, esta metrópoli se ve bañada del patrimonio turco y la historia armenia, aunque cuando el turista llega hasta aquí se encuentra con un paisaje fantasmagórico.
Ani, el nacimiento de la ciudad fantasma
Ante los ojos del visitante se alzan las ruinas de la que antaño fuera referente de comercio y prosperidad. Una lúgubre capital poblada de sombras y silencio solo interrumpido por la llegada de turistas. Una visita obligada para todo aquel amante de lo sobrenatural y misterioso que habita en las ruinas del pasado.
Auge y caída
En el pasado, Armenia se encontraba fraccionado en dos reinos: Artzruni y Bagradit. Este último determina en el año 971 que va a cambiar su sede a la pequeña ciudad de Ani. Es entonces cuando esta por entonces aldea se convierte una de las ciudades más importantes del reino. Varias civilizaciones la doblegaron, pero el Imperio turco fue quien mantuvo su dominio.
Pero la villa se encontraba en continua amenaza de invasión por situarse en las fronteras. El crecimiento de ladrones y algunos temblores sísmicos fueron a su manera también decisivos.
Por todo esto, sus pobladores decidieron abandonarla. En la actualidad, este imponente enclave es muestra del desamparo. Un rincón más en el que reina la soledad donde antaño lo hiciera la prosperidad. Los ecos del pasado devolverán al turista sus pisadas mientras sus ojos se embelesan ante tamañas ruinas.
La ciudad de las 40 puertas
Hablar de visitar Turquía parece limitarse a Estambul. Siendo una de las más hermosas ciudades del país, es lógico que se lleve todo el protagonismo. Pero para aquellos turistas que no se conformen, Ani puede tratarse de la mejor opción. Gloriosa capital del pueblo armenio, actualmente se encuentra en un ruinoso estado. Motivo de disputas entre Turquía y Armenia a causa del deterioro y escasa atención prestada, la urbe sigue siendo espléndida.
Conocida como la ciudad de las 40 puertas, aún escasamente conservada mantiene un aura de magnificencia. Hasta hace un tiempo, los trámites para visitar esta villa eran complicados, por lo que el turismo apenas llegaba. Pero actualmente, el gobierno turco permite al visitante llegar a las ruinas y tomar espectrales fotografías. Una imagen apocalíptica de una era de esplendor ya desaparecida digna del cine catastrófico.
“Los humanos no saben lo que poseen en la Tierra. Será porque la mayoría no ha tenido ocasión de abandonarla y regresar después a ella”.
– James Russell Lowell –
Las ruinas
Las principales moradoras de Ani son en la actualidad las ruinas del pasado. Son ellas quienes hacen imaginar al viajero la gloria y el orgullo de sus habitantes. Y estos eran numerosos. El complejo de edificios estaba rodeado por una muralla de la que hoy solo quedan restos en pie.
Completan el paisaje fantasmal varias iglesias en muy mal estado. Entre ellas se encuentran la Iglesia del Redentor, de la que solo se mantiene el armazón, o las iglesias de Los Santos Apóstoles y San Gregorio. De esta última se conserva gran parte de lo que podría ser el ábside. Su imponente altura recuerdan la importancia de la cultura en la edad dorada de la metrópolis.
También se alzan construcciones islámicas, como la Mezquita de la Victoria, y obras de urbanismo como el reconocido puente. Asimismo, también quedan restos de edificios comunes o pórticos y columnatas.
Restos ocultos
La población de la abandonada Ani alberga más restos de los que se ven a simple vista. Rodeada por montañas, estas cumbres cobijan innumerables cuevas. Estas grutas eran usadas por los habitantes de la población como refugio e incluso viviendas. Para los adictos a la espeleología será una maravilla que visitar.
Esta reliquia urbanística está plagada de tesoros para todo aquel que sepa mirar. No es difícil dejar volar la imaginación para ver el ir y venir de sus gentes. Cada ciudadano atareado en sus quehaceres, haciendo recados o simplemente comerciando. Nada queda de aquella rica y próspera urbe, importante referente armenio. Un viaje directo al pasado más medieval, reflejo de la mezcolanza de culturas de la región.
El turista disfrutará enormemente la visita a este lugar, que servirá de advertencia del efímero esplendor. Ani es un lujo en la frontera turca digno de ser visitado.