Los volcanes de Ecuador más impresionantes

El territorio de Ecuador está plagado de montañas, y muchas de ellas también son volcanes. De hecho, la gran mayoría siguen activos y de vez en cuando entran en erupción.

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 07 julio, 2023

Los volcanes de Ecuador son una parte esencial del relieve de este país de Latinoamérica. Y no lo son solo por una cuestión paisajística, también por su presencia en las costumbres y en las creencias de los ecuatorianos desde tiempos ancestrales. El perfil cónico de estas montañas y las habituales erupciones, desde luego, han conformado el carácter de estas gentes.

Los volcanes de Ecuador y el Anillo de Fuego

La abundancia de los volcanes de Ecuador se debe a su ubicación geográfica. Este país que lleva el nombre del mayor paralelo del planeta está atravesado por la cordillera de los Andes, que aquí forma parte del llamado Anillo de Fuego del Pacífico.

Este cinturón se extiende por tierra y mar bordeando el océano más grande del mundo y en él hay volcanes tan famosos como los del Hawái o el monte Fuji en Japón.

Pero volviendo a este país sudamericano, podemos ver que los Andes aquí se convierten en dos cordilleras distintas: la Occidental y la Oriental, y en ambas se encuentran los volcanes de Ecuador. De hecho, la mayor altura del país es el Chimborazo, una de las montañas que protagonizan este bello recorrido ecuatoriano entre volcanes.

1. El Chimborazo, el  mayor de los volcanes de Ecuador

De todos los volcanes de Ecuador, el Chimborazo es el más alto de todos, con 6310 metros. Y aunque su presencia es imponente, lo cierto es que es uno de los pocos que está inactivo, ya que desde el siglo VI antes de Cristo no hay registrada ninguna erupción.

Con su altitud, ya nos podemos imaginar que sus partes más altas son un gran glaciar. ¡Hielos en semejante latitud!, ya que se encuentra a solo un grado al sur de la línea del ecuador.

Vive la experiencia única de visitar el volcán Chimborazo, el pico más alto de Ecuador. ¡Sus paisajes te cautivarán!.

2. El Cotopaxi

Es el segundo de los mayores volcanes de Ecuador, con 5897 metros. Su perfil cónico y sus nieves perpetuas son inconfundibles, de hecho, es una imagen recurrente del país y ya los quechuas lo consideraban una montaña sagrada. Es una montaña muy bella, pero fruto de numerosas erupciones desde el Pleistoceno, la última de ellas a mediados del pasado siglo XX.

Te atreves a visitar este volcán? te adentraras en la sierra ecuatoriana y descubrirás en una sola excursión el Cotopaxi, uno de los volcanes activos más altos del mundo, y la impresionante laguna del Quilotoa, cuyas aguas turquesas yacen sobre el cráter de un volcán.

3. El Pichincha

En realidad, tendríamos que hablar del macizo de los Pichinchas, ya que se trata de todo un conjunto de montes y volcanes vecinos a la bella capital ecuatoriana: Quito.

También en este caso son volcanes activos, de hecho, es habitual ver fumarolas saliendo de sus cráteres. No obstante, es posible ascender hasta su parte más alta, algo que se viene haciendo desde que en 1802 el explorador alemán Humboldt se convirtiera en el primer europeo que holló estas cimas.

4. El Tungurahua

Para hablar de esta montaña, tenemos que contar una leyenda que protagonizan varios de los volcanes de Ecuador. Las creencias populares dicen que los dos grandes gigantes andinos, el Chimborazo y el Cotopaxi, se enfrentaron por el amor de la princesa Tungurahua.

El vencedor fue el Chimborazo, quien conquistó a la princesa y de esa unión surgió un hijo, el Pichincha. Por eso se dice que ambos volcanes se activan al mismo tiempo. Si bien, la verdad es que el Tungurahua es mucho más activo y en los últimos años sus erupciones han sido frecuentes.

5. El Reventador

Otro de los volcanes de Ecuador muy activos es el Reventador, cuyo nombre realmente ya es una amenaza. Si bien, es un buena visita para todos aquellos que pasen unos días en Quito y quieran conocer algo más que el encanto colonial de la capital.

El Reventador está a menos de 100 kilómetros al sur y puede ser un sitio magnífico para hacer algo de montañismo y quedarse maravillado con la potencia visual de estos paisajes, al mismo tiempo que se reflexiona sobre la fuerza de la naturaleza andina.

Cuando se escalan este tipo de montañas, es imposible no sentirse atraído por el magnetismo de los volcanes, que plasman como pocas cosas en el mundo la belleza y la brutalidad de lo más salvaje.

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