Visitamos el castillo de Peñafiel, en Valladolid
En la localidad vallisoletana de Peñafiel encontramos una de las fortalezas más espectaculares de España. El castillo de Peñafiel es una construcción de arquitectura singular que hoy alberga el museo Provincial del Vino, un producto fundamental en la comarca. Acompáñanos en esta aventura y descubre junto a nosotros la historia y secretos de esta magnífica edificación, ¿nos vamos?
El castillo de Peñafiel, un lugar con mucha historia
La historia del castillo de Peñafiel se remonta al siglo X. Al menos hay constancia documental de que en esa época existía en el cerro una fortaleza. Ya en el año 983 se apoderó de ella el político y militar Almanzor.
Más tarde sería reconquistada por el conde castellano Sancho García. Y que Peñafiel y su castillo eran lugar destacado en la línea defensiva del Duero, tanto para cristianos como para musulmanes.
También fue escenario de hechos un tanto singulares, como las desavenencias conyugales y políticas entre Urraca de León y Alfonso I el Batallador. De hecho, Alfonso se vio sitiado en el castillo por las tropas de su mujer y posteriormente por las de su suegro, Alfonso VI.
La importancia de la fortaleza se prolongó durante siglos, es más, el castillo que contemplamos es fruto de sucesivas ampliaciones y mejoras realizadas durante los siglos XIV y XV. Visitarlo hoy es como hacer un viaje en el tiempo.
La arquitectura del castillo de Peñafiel
La arquitectura y estilo de este castillo son completamente diferentes a los de otras fortalezas de Valladolid, debido principalmente al terreno. El cerro en el que se levanta tiene poco más de 200 metros de longitud y 33 de ancho, y para adaptarse a él, la forma de esta fortaleza es la de un buque.
Un castillo de aspecto imponente que se puede observar desde la distancia. No solo eso, sino que desde sus murallas la vista es espectacular. La fortaleza domina un amplio paisaje varios kilómetros a su alrededor. Y es que buena parte de la comarca de la Ribera del Duero queda a sus pies.
Detalles constructivos
En trazos generales, la distribución de las salas del castillo es abovedada y prácticamente todas esas salas tienen un fácil acceso a escaleras que llevan a las diferentes torres: Torrelobatón, Fuentes de Valpedero, Fuensaldaña y Belmonte de Campos.
El conjunto como tal del castillo es defendido por una espectacular muralla exterior de lienzos lisos. Se estima que esta muralla data del siglo XI, por lo que constituye la parte más antigua de toda la edificación.
Además de la muralla exterior, una segunda formación de murallas internas delimita todo el perímetro interior. Esta muralla está hecha con 28 cubos amurallados, que se distribuyen de modo equidistante a lo largo de la misma.
Es, justamente, en el centro de este espacio donde se levanta la famosa torre del homenaje. Esta torre es un prisma de 34 metros de altura con tres plantas abovedadas. Por todo ello, el castillo de Peñafiel es una de las construcciones más hermosas e imponentes de la península ibérica.
El castillo de Peñafiel y el vino
Peñafiel está en el corazón de una de las regiones vinícolas más famosas de España y con Denominación de Origen: Ribera del Duero. Y hoy el castillo está dedicado a sus famosos vinos.
En el interior del castillo de Peñafiel hoy se puede visitar el Museo Provincial del Vino. En él es posible conocer a fondo el complejo proceso de elaboración de este producto a través de varias salas que explican los procedimientos, muestran las herramientas o exhiben botellas, entre otros aspectos.
De esta manera, se pretende dar a conocer no solo cómo se elaboran los caldos, también su importancia para Valladolid y cómo es un producto que sirve para vertebrar paisajes, costumbres, tradiciones y gastronomía. Incluso se puede participar en una cata.
“El vino da brillantez a las campiñas, exalta los corazones, enciende las pupilas y enseña a los pies la danza.”
-José Ortega y Gasset-
El castillo de Peñafiel es así, un monumento singular en todos los aspectos. Una construcción que recuerda viejas glorias y batallas, pero que se ha adaptado a los tiempos para ofrecer al visitante algo más que una bella estampa.