Te invitamos a un recorrido por Marsella inolvidable
Hacer un recorrido por Marsella siempre es una buena idea, ya que esta ciudad del sur de Francia, es un destino muy interesante y divertido. Se trata de una ciudad esencialmente mediterránea, de hecho, el lugar al que todo el mundo se dirige su visita a Marsella es a su Puerto Viejo (Vieux Port), el epicentro de la vida marsellesa.
Cómo llegar a Marsella
Si te estás preguntando cómo llegar a Marsella, la respuesta no puede ser más sencilla: ¡cómo quieras! Es una urbe excelentemente comunicada con muchos lugares de Europa, por tierra, mar y aire.
Por tierra, hay numerosas autopistas hasta Marsella y también trenes de alta velocidad, nacionales e internacionales. Por mar, los cruceros por el Mediterráneo hacen aquí paradas. Y por aire, su aeropuerto internacional está a menos de 30 km. del centro.
Pautas para un recorrido por Marsella
Nuestra recomendación es disfrutar de la ciudad con calma, sin prisas. Si hay que sentarse en una terraza a tomar un típico aperitivo provenzal, llamado apero, hay que pararse y estar un buen rato. Si hay que pasar un par de horas comiendo una bullabesa, se está. O si hay pasear a ritmo lento por el Vieux Port, se pasea.
Una vez interiorizado el ritmo mediterráneo, ya os podemos decir hacia dónde dirigir vuestros pasos en un recorrido por Marsella, que siempre será inolvidable.
Vieux Port
Ya hemos nombrado dos veces el Viejo Puerto de Marsella y ya hemos dicho que es el centro de todo. El centro y el origen, ya que aquí estaría la primera colonia griega que dio origen a la ciudad, hace nada menos que tres milenios.
Hoy no se ve nada de eso, pero sí se ven los numerosos yates y veleros anclados en puerto, y también los barcos de pescadores. Todos ellos protegidos por la presencia de los fuertes de San Juan y de San Nicolás en los extremos del puerto.
Más lugares de interés en Vieux Port
También en uno de los laterales está el edificio del Ayuntamiento de Marsella, el cual tiene una interesante fachada barroca.
Y justo enfrente se toma el ferry que une ambos laterales del puerto para no tener que darse una caminata. No obstante, ese paseo del Vieux Port íntegro hay que hacerlo al menos una vez, y así pasar bajo el Pabellón del Espejo que diseñó Norman Foster.
Barrio Le Panier
Más allá del Ayuntamiento nos encontramos con una de las zonas más auténticas de Marsella. Es el barrio de Le Panier, que es la vieja barriada de pescadores.
Un lugar que guarda las casas humildes, las zonas reservadas a grafiteros, muchos bares, y en una de sus salidas se descubre la imponente catedral la de Santa María la Mayor, con su característico tono bicolor en las fachadas.
Notre Dame de la Garde
La catedral es impresionante, pero quizás no sea la iglesia más famosa de Marsella. Posiblemente ese galardón recaiga en Notre Dame de la Garde, un templo de aires bizantinos que se levanta en una colina sobre el casco urbano.
Hay que visitarla, pero está lejos del centro. Así que se puede ir de forma económica en autobús público, o pagando más en uno de los tranvías turísticos que salen del Vieux Port.
La Corniche
Esos tranvías turísticos, y también los autobuses, hacen el camino hacia Notre Dame de la Garde subiendo por la Corniche, el frente marítimo de Marsellas. Y allí hay que dirigirse si hace buen tiempo y queremos darnos un baño en el mar, ya que aquí encontraremos la coqueta playa de los Catalanes.
El MUCEM
Volvemos a Vieux Port, concretamente a uno de sus extremos, para visitar una de las últimas incorporaciones al patrimonio de Marsella. El MUCEM es el Museo de las Civilización de Europa y del Mediterráneo.
Se trata de un atractivo edificio que supone una verdadera remodelación en el panorama cultural marsellés. Es, además, un canto a la integración de culturas, algo propio de una ciudad tan multicultural como esta.
“Todas las culturas, de un modo u otro, reflejan necesidades humanas comunes.”
-Bronislaw Malinowski-
El castillo de If
Y acabamos el recorrido por Marsella recomendando embarcar en uno de los ferris que llevan hasta el cercano castillo de If. Está situado en una pequeña isla y no es que este castillo sea algo espectacular, aunque tiene su atractivo arquitectónico.
Pero sobre todo, su interés radica en que es el lugar donde estuvo encerrado uno de los héroes de novela más famosos: el conde de Montecristo.
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