El puente de Carlos: belleza medieval en Praga
En todo el mundo existen ciudades hermosas, pero ninguna tan mágica como Praga, en la República Checa. Allí, elevado sobre el Moldava, se alza una maravilla arquitectónica: el Karluv Most o puente de Carlos. Es el lugar más transitado de la capital europea, no solo por su situación geográfica, sino también por su belleza. Es, además, el puente más antiguo de la ciudad.
Puente de Carlos, una auténtica maravilla
El puente de Carlos une Stare Mesto con Mala Strana, o lo que es lo mismo, la Ciudad Vieja con la Ciudad Pequeña. Más de medio kilómetro de construcción flanqueada por treinta genuinas estatuas que se convierten en centro de atención de los turistas.
Hechizante de día, se vuelve mágico de noche, y envuelve a la urbe de un halo atractivo y elegante. Iluminado sobre el agua, da forma a una postal digna de cuento, capaz de hacer sombra al Reloj Astronómico praguense. Todo esto hace del puente de Carlos el puente medieval más bonito de Europa sin atisbo de duda.
“Un verdadero gran libro debería ser leído en la juventud, de nuevo en la madurez y una vez más en la vejez, al igual que un buen edificio debería ser visto con la luz de la mañana, por la tarde y con la luz de la luna.”
-Robertson Davies-
Características del puente
El puente de Carlos es una pasarela de 520 metros de largo por 10 de ancho. Se encuentra asentado sobre 16 arcos y flanqueado por tres torres en sus dos cabeceras. A lo largo de él, se alzan en los laterales 30 figuras de estilo barroco. Dados los datos parece un puente más, pero quienes lo han recorrido saben que no es solamente eso.
Esta maravillosa construcción es del siglo XIV, y sus diversos elementos decorativos son todo un muestrario de estilos. Desde el románico, pasando por el gótico y el barroco, en el puente de Carlos se respira el arte.
Construido en arenisca de Bohemia, la leyenda cuenta que en el mortero usaron huevos para darle mayor consistencia. Su acceso es únicamente peatonal, por lo que el turista debe armarse de paciencia. Siendo tal su espectacularidad, es normal que se ateste durante el día.
Elementos decorativos
Los principales elementos que decoran el puente son sus 30 estatuas, situadas a ambos lados de la misma pasarela. Entre los artistas encargados de las creaciones figuraban los más prominentes de Bohemia.
La mayoría de ellas son de estilo barroco, siendo réplicas de las originales, debido al riesgo de inundación. El turista puede visitarlas en el Museo Nacional, pero se perdería el encanto de verlas situadas en su posición tradicional.
El segundo elemento a mencionar son las tres torres que flanquean el puente. La situada en la cabecera de la Ciudad Vieja es una potente muestra de arquitectura gótica del XIV. Toda ella parece sacada de un cuento de princesas y brujas, sobresaliendo los colores oscuros que la caracterizan. Constituye una triunfal entrada al casco antiguo de Praga y al reino de la fantasía.
Puente de Carlos: la fantasía a flor de piel
Leyendas en torno al puente
La primera leyenda que encuentra el turista tiene base histórica. Carlos IV, promotor de su construcción, hizo grabar en la torre de la Ciudad Vieja la secuencia 135797531. La explicación es relativamente sencilla. Astrólogos y numerólogos determinaron que la primera piedra debía colocarse a las 5:31 del 9 de Julio de 1357.
La serie numérica es capicúa y está compuesta por impares ascendentes y descendentes, lo que era un buen augurio. Ciertamente, el puente ha sobrevivido a varias inundaciones, sonadas revueltas y dos guerras mundiales.
La segunda leyenda está relacionada con la estatua de San Juan Nepomuceno. Junto a ella, el turista hallará un relieve de un perro, una mujer y un atril con cinco estrellas. Es tradición tocarlos y pedir un deseo haciendo coincidir los dedos de la mano con las cinco estrellas plasmadas. Estas últimas fueron, según dicen, los astros testigos del martirio del santo allí.
Un rincón mágico
El puente de Carlos es, sin duda, un lugar rodeado de encanto. El fluir del Moldava de Smetana bajo sus pies contribuye a ese halo de misterio y fantasía. El puente es bello desde donde se admire, pero si puedes recorrerlo de noche disfrutarás de él doblemente. No tiene tanta aglomeración de gente y la oscuridad le otorga un último ápice de fantasía que te sumergirá en un cuento medieval.
Un paseo de medio kilómetro por la historia donde parecerá detenerse el tiempo. Pedir un deseo frente a San Nepomuceno o darse el más romántico beso son placeres obligados allí. El puente de Carlos constituye el broche de lujo para una de las más bellas ciudades del mundo