Nimes, un tesoro de la antigua Roma en Francia
Nimes es la ciudad romana mejor conservada de Francia. Está llena de rincones preciosos que muestran el magnífico legado de aquella época y que incluso llegan a eclipsar bellos monumentos posteriores. Esta es la principal razón de que a Nimes se le llame la “Roma francesa”. Hoy nos vamos allí a disfrutar de su patrimonio cultural y arquitectónico, de sus parques, fuentes y sus agradables callejuelas.
Nimes, una joya del pasado romano
Nimes es una ciudad de Languedoc-Roussillon que se encuentra al sur de Francia, en la Provenza. Su historia de 2500 años está marcada por la ocupación de los romanos desde el año 28 a.C. hasta el 473 d.C.
En esa época de esplendor Nimes se convirtió en un pueblo de referencia de la Vía Domitia, que era la principal ruta entre Roma e Hispania. Este hecho motivó la construcción de importantes monumentos en la ciudad. A partir de allí, Nimes no era muy diferente de cualquier otra ciudad de Europa. Sufrió invasiones, guerras y epidemias que estuvieron intercaladas con algunos períodos de bonanza.
“Una vez que viajas, el viaje nunca termina. La mente nunca puede desprenderse del viaje.”
– Pat Conroy –
Qué no puedes perderte en Nimes
1. Anfiteatro romano Les Arenes
Les Arenes, es el anfiteatro mejor conservado del mundo romano. Lo encontramos muy cerca de la estación del ferrocarril, por lo que su fácil acceso permite que sea muy concurrido. Hoy en día se usa para presentar espectáculos variados, el mismo objetivo que tiene desde el siglo I d.C.
Sus dimensiones son 133 metros de largo por 101 metros de ancho. Puedes imaginarlo un poco más grande que un campo de fútbol de la actualidad. Tiene 21 metros de altura y dos niveles de arcadas con una fachada que se divide en 60 tramos.
Su acceso se realiza por varias escaleras y cinco galerías circulares. Antiguamente tenía una capacidad de 23.000 personas, acomodadas en 34 filas de gradas. Estas servían para diferenciar las clases sociales. La élite se sentaba en la parte inferior y la clase baja era acomodada en las gradas más alejadas. Eran muy comunes los combates de gladiadores y fieras salvajes. De estos espectáculos, que eran gratuitos, nació la expresión “pan y circo”.
2. Maison Carrée
Se trata de un templo magníficamente conservado que data del siglo I d.C. construido en honor de Cayo y Lucio César. Su apariencia hace interpretar que está inspirado en los templos de Apolo y Marte Ultor de Roma.
Tiene unas dimensiones de 26 metros de largo por 15 metros de ancho y 17 metros de altura. Hay que tener en cuenta que tiene unos 2000 años de antigüedad y que su excelente estado se debe a que su uso ininterrumpido evitó su despojo y deterioro.
La Maison de Carrée se eleva sobre un zócalo que le permite ganar visibilidad. También ayuda la ausencia de edificios en las cercanías. En 1993 el arquitecto Norman Foster remodeló la plaza y construyó la Carrée de l’Art, un centro cultural vanguardista ubicado al frente.
3. Los Jardines de la Fontaine
Los Jardines de la Fontaine son el lugar de esparcimiento preferido por los ciudadanos de Nimes. Fueron construidos en 1745 en la zona romana de la Source, que incluye la Tour Magne y el templo de Diana.
Estos jardines están llenos de detalles arquitectónicos preciosos. Albergan fuentes, escalinatas, avenidas, balaustradas de estilo neoclásico, jarrones y estatuas. Este parque público, uno de los más antiguos de Europa, fue obra de Jacques Philippe Mareschal ingeniero y arquitecto de Luís XV.
4. La muralla romana
La muralla romana de Nimes data de los año 16 y 15 a.C. De ella solo sobreviven dos puertas y algunos fragmentos. Antiguamente servía de defensa de un perímetro de 7 kilómetros, unas 220 hectáreas.
Tenía una altura de 9 metros y 2 de ancho, además de unas 10 puertas y 80 torres defensivas, la más impresionante es la Tour Magne que aún domina Nimes.
5. Tour Magne
La más alta y la más prestigiosa de todas las torres que tenía la muralla romana. Es visible desde lejos, ya que se encuentra en la cima de la colina que domina Nimes. Hoy forma parte de los dominios de los Jardines de la Fontaine.
Esta torre era una suerte de faro y punto de referencia en la ciudad. Su construcción fue concluida en el año 15 a.C. Fue edificada sobre una torre anterior de la Edad del Hierro de la que no quedan vestigios. Cuenta con una forma ortogonal, con tres niveles superpuestos. Aunque el último nivel ya no existe, la torre aún se eleva a 32 metros.