Lecturas en tiempos de aislamiento: Marco Polo, el gran viajero

El navegante y comerciante Marco Polo hizo una gesta inaudita en plena Edad Media: viajó desde Venecia hasta China, y vivió para contarlo.
Lecturas en tiempos de aislamiento: Marco Polo, el gran viajero
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 25 marzo, 2020

A Marco Polo lo podemos considerar el gran mito de los viajes, el aventurero absoluto que en una época como el siglo XIII se atrevió a ir desde Europa hasta el Lejano Oriente, un mundo entonces desconocido.

Y no solo eso, además relató la crónica de aquel viaje, inaugurando así todo un género literario: los libros de viajes, la mejor medicina para viajar con la imaginación cuando no es posible hacerlo de otra manera.

El origen de Marco Polo

Tradicionalmente, siempre se ha dicho que Marco Polo nació en Venecia. Algo lógico, teniendo en cuenta que desde ahí zarpó en su gran viaje y que la empresa familiar de alguna forma tenía allí su sede comercial.

No obstante, en Croacia siempre se ha dicho que Marco Polo era croata y que había nacido en la isla de Korcula. Las dos opciones son viables, y en ambos casos se trata de un personaje nacido al lado de ese mar Adriático que le insufló sus ansias viajeras.

Un viaje comercial

Samarcanda, una de las paradas de Marco Polo
Samarcanda

Aunque Marco Polo sea el gran sinónimo de los viajeros y exploradores, hay que pensar que salió de su casa con un espíritu comercial. Con tan solo 17 años, acompañado de su padre y su tío, zarparon de Venecia con la idea de encontrar nuevas rutas comerciales, nuevos productos y nuevos lugares. Lo que no imaginaban es que aquel viaje iba a durar ni más ni menos que 23 años.

Desde luego, encontraron nuevas rutas por tierra y, sobre todo, asentaron la famosa de la Ruta de la Seda, con ciudades tan magníficas como Samarcanda. Igualmente, encontraron nuevos productos, especialmente en lo referente a artesanías y a las exóticas especias de Oriente.

Y, por supuesto, descubrieron lugares nuevos, distintos, fascinantes. Al fin y al cabo, llegaron hasta la misteriosa China. Allí permanecieron largo tiempo, tanto, que el propio Marco Polo llegó a ser gobernador de la ciudad de Yangzhou.

La ruta de Marco Polo

Festival del Águila en Mongolia
Tribu mongola

Antes de que ocurriera eso, la expedición de Marco Polo tuvo que recorrer toda Asia. Atravesó Israel, las tierras de Armenia, Georgia, Uzbekistán, el Himalaya y, finalmente, China. Este era destino por entonces muy desconocido, pocos occidentales habían viajado hasta allí nunca. Era como un primer viaje a China.

Hay que imaginarse aquel viaje con los medios de finales del siglo XIII. Fue una experiencia durísima a pie, a caballo, en elefante… Se trató de una aventura en toda regla, pero con la recompensa final de descubrir el que entonces era el mayor imperio del mundo: el Imperio mongol, que había crecido bajo la figura de Gengis Khan.

Y fue a su nieto, Kublai Kan, a quien conoció la expedición de Marco Polo. De forma inmediata quedaron fascinados mutuamente, de manera que nuestro protagonista se asentó en su corte y conoció un sinfín de sus secretos y maravillas.

La vuelta a Venecia

Sin embargo, tras el paso de los años llegó un momento en el que los Polo decidieron regresar. Y emprendieron una ruta marítima que les llevó por el Sudeste Asiático y la India. De ahí remontaron el golfo Pérsico y atravesaron las tierras persas para llegar al mar Negro. Ya estaban a un paso de Estambul y un ‘corto’ viaje en barco por fin les devolvía a Venecia.

Aunque no había acabado la aventura de Marco Polo. Todavía le quedaba por embarcarse con los barcos de Venecia en una guerra comercial en el Mediterráneo que tenía con otra urbe italiana: Génova. El caso es que durante conflicto el navegante acabó preso por un tiempo.

El libro de las maravillas

Imagen del libro de Marco Polo

Fue en esa cárcel donde coincidió con el escritor Rustichello de Pisa. Durante el cautiverio, Marco Polo le relató mil y una anécdotas de aquel viaje. Y mientras el escriba lo apuntaba todo, Marco Polo no cesaba de contar cosas fantásticas y excepcionales que había visto en Oriente: sus animales, sus paisajes, sus riquezas, sus obras de arte… Todo era distinto y parecían más fantasías que realidad.

Ese fue el germen de lo que años después fue El libro de las maravillas. Hablamos de un relato único, tanto, que inspiró a otros muchos viajeros y aventureros posteriores. Por ejemplo, se sabe que Cristóbal Colón o Juan Sebastián Elcano presumían de tener una copia del libro de Marco Polo.

Ahora que la situación desencadenada por la expansión del coronavirus impide viajar físicamente, al menos sí podemos hacerlo de la mano de la lectura y de uno de los grandes aventureros de la historia. Este será uno de los viajes más fascinantes de los que podrás disfrutar sin moverte del sillón.