El Lago Brienz y su magnífico paisaje alpino
El Lago Brienz es uno de esos lagos de color turquesa que pueblan el paisaje alpino de Berna, en Suiza. Este es un escenario que parece el protagonista de un cuadro propio de un museo: montañas verdes con picos nevados, casitas en la orilla y un precioso cielo azul es lo que podrás contemplar en una visita a este lago suizo.
Este lugar ya estaba poblado desde la Prehistoria. Sus primeros habitantes vieron en él la importancia de contar con una gran fuente de agua de la que abastecerse y poder pescar. Asimismo, lo usaban para desplazarse de un lado a otro navegando y aprovechaban la riqueza natural y animal que en torno a él siempre ha florecido.
Historia del Lago Brienz
Desde el siglo V a.C., el Lago Brienz estuvo poblado por pueblos celtas, hasta que en el siglo I d.C. cambió de ocupantes, tras la llegada de los romanos. No obstante, en el siglo IV, el Lago Brienz volvería a cambiar de inquilinos, para ser ocupado por tribus germánicas, quienes tomaron el control tanto del lago como de sus alrededores.
Está ubicado en la región del cantón de Berna, al norte de los Alpes, y tiene una extensión aproximada de 14 kilómetros de largo por casi 3 kilómetros de ancho, mientras que se sitúa a unos 564 metros sobre el nivel del mar. En su orilla norte se encuentra la ciudad de Brienz, de la cual toma su nombre.
Qué hacer en este lago alpino
A pesar de que es un lugar ideal para tomar miles de fotografías hermosas y recordar su paisaje para siempre, el Lago Brienz ofrece muchas otras actividades a los turistas. A continuación, destacaremos algunas de ellas.
Navegar por sus aguas y disfrutar de sus playas
Este lago es navegable, y son varias las líneas de barcos que llevan a sus ocupantes por las aguas cristalinas, tanto de visita turística como de un lado a otro del lago. Además, en lugares como el pueblo de Iseltwald, podrás tomar unos relajantes baños en las aguas de este lago, así como disfrutar de una panorámica de las montañas de la zona y de los espacios románticos que este pequeño pueblo suizo ofrece.
Recorrer sus rutas de senderismo
En los alrededores del Lago de Brienz hay varios pueblos de una belleza espectacular que pueden completar tu visita. Además, vas a poder encontrar varias rutas de senderismo que te ayudarán a conocer mejor todo este bonito lugar. Te recomendamos que visites la cascada de Giessbach (imagen de abajo), una de las más importantes de este enclave.
Visitar el museo Ballenberg
También podrás disfrutar del museo al aire libre de Ballenberg, una extraordinaria muestra del respeto que los pobladores actuales del lago tienen hacia el lugar y su historia. En él contemplarás cómo eran las construcciones típicas de la zona y podrás pasear por una reconstrucción fidedigna de talleres, casas, cocinas y demás espacios que tradicionalmente se encontraban en los pueblos que circundan este lago suizo.
Practicar deportes de invierno
La vida en torno al Lago Brienz no termina en verano, ya que en invierno también es un sitio idílico. Así, si lo visitas en esta época, podrás practicar senderismo sobre palas en la nieve o practicar esquí.
En sus inmediaciones hay pistas de diferentes dificultades y espacios para disfrutar con el trineo o para patinar sobre hielo. Esto último se puede hacer también de noche, gracias a la pista iluminada de Käserstatt-Lischen.
Comprar una bonita talla en madera
Otro de los aspectos del Lago Brienz es que es un espacio que invita a crear. Quizás por ello allí se reúnen algunos de los mejores artesanos de madera de todo el país.
El amor por el trabajo de la madera puede observarse en varias de las esculturas que se ubican alrededor del lago. Además, en la ciudad de Brienz funciona la única escuela suiza de tallado y escultura de madera. Incluso en esta región se fabrican algunos de los mejores violines del momento.
Visitar la ciudad de Brienz, la cereza del postre
Por último, también puedes conocer la ciudad de Brienz, que es la que ha dado su nombre a este mítico lago. Como no podía ser de otra manera, esta también es una auténtica ciudad de cuento que se expande entre las faldas de una gran montaña y las aguas del Lago.
En Brienz, podrás encontrar lo que llaman «el callejón más bello del mundo». Se trata de una pequeña calle con casitas de madera a ambos lados, decoradas con macetas de coloridas flores. ¿No es acaso el broche de oro para un paseo tan encantador?