Historia del Palacio Real de Caserta en Italia

Una de las visitas imprescindibles de todo viajero o viajera que recorra Europa es la de los suntuosos palacios reales que a lo largo de los siglos levantaron las monarquías europeas. A continuación les invito a que conozcamos la historia de uno en particular, el Palacio Real de Caserta, situado en Italia, cerca de Nápoles. 
Historia del Palacio Real de Caserta en Italia
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 09 junio, 2022

Las monarquías europeas a lo largo de la Edad Moderna compitieron de forma atroz entre ellas. La guerra era la forma más dura de enfrentarse aunque quienes morían en el campo de batalla no eran, precisamente, los reyes. Pero, existían otras formas más amables de competir.

La cuestión era demostrar quién era más rico y poderoso. Para lograr dicho objetivo debían hacer alarde de su grandeza y fue así como emprendieron una carrera en la construcción de suntuosos palacios en los que se exhibían su enorme poder y riqueza.

Algunos ejemplos son el Palacio de Versalles, el Palacio Real de Madrid, el de Schönbrunn en Viena o el de Buckingham en Londres. En Italia también existió uno de estos enormes palacios y, precisamente, de él vamos a hablar a continuación.

Se trata del Palacio Real de Caserta, una maravillosa obra arquitectónica declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 1997 y, según apuntan, la residencia real más grande del mundo. ¡Conozcámosla un poco mejor!

Un palacio para el reino de Nápoles

Jardines del Palacio Real de Caserta en Nápoles
Vista de los jardines del Palacio Real de Caserta.

Tras la Guerra de sucesión española los territorios del reino de Nápoles continuaron en manos de los Habsurgos. No fue hasta el año 1734 que la dinastía de los borbones se hizo cargo de los reinos de Nápoles y Sicilia. Cuando esto sucedió, Carlos VII quiso dotar al reino de una residencia real que sirviese como centro administrativo y cortesano.

Esa residencia debía ser un símbolo del poderío de la monarquía y, por ello, quiso emprender un proyecto que pudiera competir con Versalles. Hay que apuntar que Carlos VII no solo quería construir un suntuoso palacio sino que él tenía en mente la construcción de una ciudad. Esta ciudad planificada fue pensada para convertirse en la más moderna de toda Europa, por ello, se la quería dotar con todos los avances urbanísticos de la época.

El proyecto fue encargado al arquitecto napolitano Luigi Vanvitelli con la colaboración de Francesco Sabatini, arquitecto que, como sabéis, participó en la construcción del Palacio Real madrileño. Esta nueva capital y su palacio se levantarían cerca del mar pero no en la misma costa pues el mediterráneo era una zona convulsa y las ciudades costeras eran más vulnerables a posibles ataques.

En el año 1751 Vanvitelli presentó un proyecto al rey. Este lo aceptó y el 20 de enero de 1752 se puso la primera piedra del Palacio de Caserta. Por cierto, su emplazamiento se decidió que fuera en las tierras de  Michelangelo Gaetani d’Aragona, conde de Caserta las cuales fueron compradas por casi medio millón de ducados.

La construcción del Palacio de Caserta

Vanvitelli, con la finalidad de levantar un impresionante palacio, propuso edificar una estructura de 44 000 metros cuadrados. Este debía tener planta rectangular y con un pabellón central del cual partirían cuatro galerías abrazando una plaza central. Las 1200 habitaciones proyectadas serían iluminadas por otros cuatro patios interiores. Cabe decir que de estas habitaciones, solamente 134 estaban destinadas a la familia real.

El Palacio se pensó para que pudiera albergar espacios ceremoniales y administrativos como un teatro, una capilla, distintas oficinas gubernamentales y otras dependencias palatinas. En definitiva, el arquitecto ideó un proyecto para enamorar al monarca pues era una fusión de dos de los palacios favoritos del rey, el de Versalles y el del Buen Retiro en Madrid.

Un proyecto inconcluso

Este magno proyecto nunca llegó a culminar por distintos motivos. El primero fue que en el año 1759 Carlos VII, tras la muerte de su hermano Fernando VI, tuvo que abandonar el reino de las Dos Sicilias para ocupar el trono en España. Esto supuso un estancamiento de la obra puesto que al nuevo regente del reino no le interesaba el proyecto del anterior mandatario. 

Así, Vanvitelli vio como iban mermando los recursos destinados a la construcción del Palacio Real de Caserta hasta el punto que la plantilla de personal se redujo a la mitad. A pesar de ello, el arquitecto perseveró y en el año 1766, aún con el palacio a medio construir, un embajador visitó las obras y quedó extasiado. Llegó a decir que incluso era más hermoso que Versalles.

Tras la visita del embajador, una erupción del Vesubio obligó a la corte a trasladar su residencia desde Portici, en Nápoles a Caserta. Esto favoreció el flujo de fondos para dar un nuevo impulso a la construcción de la residencia. Pero, en el año 1773 Vanvitelli falleció. Desde ese momento, la obra quedó en manos de su hijo quien no tenía las mismas habilidades que su padre. Este cambio fue otro de los motivos por los que no se llegó a terminar el proyecto ideado por Vanvitelli.

De residencia real a cuartel militar y finalmente a museo

Palacio Real de Caserta en su vista frontal
Entrada principal del Palacio Real de Caserta.

El Palacio Real de Caserta se dio por terminado en el año 1847 a pesar de no haber desarrollado todo el proyecto inicial. Desde el año 1767, el palacio fue una de las residencias habituales de la monarquía de las Dos Sicilias. Con la conquista napoleónica del reino en el año 1806, la monarquía huyó a la isla de Sicilia y el palacio fue ocupado por el hermano de Napoleón, José, quien posteriormente tras la invasión de España fue trasladado a Madrid.

Después de 1815, tras recuperar la monarquía sus posesiones, el Palacio fue residencia veraniega y, paulatinamente, fue entrando en estado de decadencia. Con la incorporación del reino de las Dos Sicilias al de Italia, en el año 1860, el palacio fue utilizado de forma ocasional por algún miembro de la casa de Saboya hasta que, finalmente, en 1919 fue donado al pueblo italiano.

Desde el año 1926 hasta el 1943 el palacio fue la sede de la Academia de la Aeronáutica Militar tras la cesión que hizo Mussolini a esta institución. En el año 1943, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, los aliados invadieron Italia y el Palacio de Caserta pasó a ser el cuartel general de los aliados en el país transaplino.

Durante el conflicto bélico el Palacio sufrió grandes daños. Finalizada la contienda se empezaron las tareas de reconstrucción, labor que finalizó en el año 1958. En ese entonces el Palacio se convirtió en un museo en el que se podían visitar los apartamentos reales, el teatro y los jardines. El resto de las instalaciones se cedieron a distintas asociaciones y a la Escuela Superior de Turismo.

Visitar el Palacio de Caserta Conclusión

Por alguna extraña razón, cuando pensamos en las grandes monarquías europeas de la Edad Moderna pasamos por alto los reinos que existieron en la península itálica. Desde luego, cuando viajen a Italia, recorran el territorio de lo que fue el reino de Nápoles y Sicilia y, especialmente, cuando visiten el Palacio Real de Caserta, podrán comprobar con sus propios ojos que en Italia también existieron monarquías poderosas.