El encanto de Esquel, un lugar mágico en Argentina
Esquel es una pequeña ciudad ubicada en la provincia de Chubut, en la zona de la Patagonia argentina. No es tan conocida como Bariloche, Villa La Angostura o San Martín de los Andes, que son destinos parecidos y relativamente cercanos. Sin embargo, tiene un encanto similar a todos ellos.
Uno de los grandes atractivos de Esquel es, precisamente, el hecho de que no es tan frecuentado como otros lugares de la zona. Por eso mismo, los servicios son más cálidos y menos tumultuosos. Eso hace que sea uno de los sitios favoritos para quienes quieren disfrutar de un viaje tranquilo de descanso.
Esquel está ubicada en una depresión y rodeada por montañas . Está en medio del famoso Parque Nacional de Los Alerces, uno de los más extensos y bellos de Argentina. La ciudad en sí misma es hermosa y tiene la ventaja de que sirve como punto de partida para hacer fabulosas excursiones a sitios aledaños.
Datos generales sobre Esquel
Esquel se encuentra localizada sobre la famosa Ruta 40 de Argentina. Las vías más habituales para llegar allí son: desde el norte por Bariloche, desde el este por Trelew y desde el sur por Comodoro Rivadavia. En ese último punto y desde Buenos Aires, hay vuelos a esta ciudad.
La ciudad cuenta con una magnífica infraestructura turística. Esto incluye magníficos alojamientos con todas las comodidades. Hay hoteles, hostales, cabañas y alojamientos alternativos. También hay restaurantes para todos los gustos, así como pubs y sitios de comidas rápidas.
Por otra parte, los sabores locales incluyen el cordero patagónico, la trucha y todo tipo de ahumados. El jabalí y el ciervo también están dentro de las delicias locales, así como diversos tipos de hongos. Hay una gran tradición cervecera y los amantes del dulce no pueden perderse la típica torta galesa.
La Trochita, un atractivo emblemático de Esquel
Es el tren más emblemático de la Patagonia. También se le conoce como el Viejo Expreso Patagónico. La locomotora funciona desde 1935 y es la única de su género que aún está activa en el mundo.
Este tren hace un recorrido regular entre Esquel y Nahuel Pan o Maitén. Es un viaje en el tiempo donde el papel protagonista lo tiene el paisaje. Las majestuosas montañas, los animales que miran con curiosidad, los gauchos y sus rebaños… Es una forma de adentrarse en los secretos de la más genuina Patagonia.
El cerro de La Hoya, otro gran atractivo
En el cerro de La Hoya está ubicado el centro de esquí de la ciudad. Se encuentra a tan solo 12 kilómetros de Esquel. Allí funciona una escuela que ofrece clases para esquiadores de todos los niveles. También cuenta con una guardería y tres restaurantes: dos en la base del cerro y uno en plena montaña.
Hay más de 30 pistas de esquí y modernos sistemas de elevación y conexión. Así, el cerro de La Hoya proporciona un plan perfecto para los amantes de los deportes de invierno.
El glaciar Torrecillas, un lugar único
El glaciar Torrecillas se formó durante la última glaciación en la Patagonia argentina, hace unos 24 000 años. Está ubicado en el Parque Nacional Los Alerces y ofrece un paisaje fabuloso. A diferencia de otros glaciares, este se forma sobre la montaña y da la impresión de que está suspendido de ella.
A los pies de este se encuentra la laguna del Antiguo, que tiene un color verde esmeralda intenso. Se llega allí atravesando el lago Menéndez en una embarcación y luego a pie.
Los túneles del hielo, misteriosos y mágicos
Los túneles de hielo se pueden visitar solo una vez al año en Esquel. Ocurre durante el verano, generalmente en enero y/o febrero. Se forman porque la nieve acumulada durante todos los meses anteriores se va derritiendo de dentro hacia fuera, dando lugar a estos fabulosos conductos de hielo.
Para llegar allí se deben recorrer unos 50 kilómetros, desde Esquel hasta el cerro La Torta. Después se hace un maravilloso recorrido por camino de ripio y luego una caminata breve.
Piedra Parada, para los amantes de la escalada
Se ubica a unos 82 kilómetros de Esquel, por una carretera que solo está asfaltada en la parte inicial. Allí, en medio de la estepa patagónica, está esa mole que se conoce con el nombre de Piedra Parada.
En el mismo sitio está el río Chubut y, si se cruza, se llega al Gran Cañadón, también conocido como la Buitrera. Este es un paredón de 100 metros de altura. Es un lugar de culto para los amantes de la escalada. Quienes no lo sean, pueden disfrutar de una buena cabalgata o de un día de pesca.
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