Visitamos el castillo de Chenonceau, en el valle del Loira
El castillo de Chenoceau es uno de los grandes protagonistas de una de las rutas turísticas más famosas de Francia, e incluso de toda Europa: la ruta de los castillos del Loira. Y es que el castillo de Chenonceau está entre las construcciones más hermosas del país, tanto por su aspecto exterior como la fastuosidad de sus estancias internas. Sin olvidar el esplendor de los jardines históricos que lo rodean.
El castillo de Chenonceau o de las Damas
Esta hermosa edificación, que tiene más de palacio que de fortaleza, también es conocido como el “Castillo de las Damas”. El motivo es que toda la historia del castillo de Chenonceau está jalonada por la presencia de mujeres. Las cuales, o bien participaron activamente en su construcción, o promovieron su modificación con el paso de los años.
La lista de estas damas comienza por Katherine Briçonnet que se encargó de su construcción a comienzos del siglo XVI. Y posteriormente vendrían mujeres relacionadas con la realeza (tanto amantes como esposas de reyes) como Diana de Poitiers, Catalina de Medici o Luisa de Lorena, que dejarían su impronta en sucesivas ampliaciones.
La visita al castillo de Chenonceau
Ya hemos comentado que este es uno de los hitos más destacados en la ruta de los castillos del Loira. De hecho, es el “chateau” o palacio francés más visitado de toda Francia, y solo superado por el descomunal Versalles, ubicado a las afueras de París.
Por ello, si pensáis visitar el castillo de Chenonceau, os vamos a hacer una recomendación básica: acudir lo antes posible al monumento. Tened en cuenta que es un castillo privado de pago, del que prácticamente no se ve nada si no se paga la entrada.
Este ticket incluye tanto la entrada al propio castillo como a sus jardines. De modo que, si se madruga, os recomendamos comenzar por los jardines, para poder hacer fotos realmente atractivas del exterior, para después visitar las estancias internas.
Los jardines del castillo de Chenonceau
Gran parte del encanto de la visita a Chenonceau reside en pasear por sus jardines. Esta visita es un verdadero placer de buena mañana, tal y como hemos comentado. Pero durante el verano también se ofertan visitas nocturnas, que igualmente son sorprendentes, con el encanto que proporciona la luz de la luna a las distintas áreas ajardinadas:
Jardín de Diana de Poitiers
Tal vez sea el jardín más hermoso del castillo de Chenonceau. Una zona organizada a partir de parterres que se elevan desde la mismas orillas del río Cher, en el que incluso hay un embarcadero. Todo un deleite de colores que nos traslada a la sensualidad del Renacimiento.
Jardín de Catalina de Medicis
Este otro jardín se organiza de modo distinto, ya que su epicentro es un estanque, desde el que irradian los diferentes parterres. Por cierto, Catalina de Medici también mandó crear el vecino laberinto de casi una hectárea de superficie y compuesto por miles de tejos.
“La belleza es indivisible; el que ha llegado a poseerla, antes de compartirla prefiere anonadarla.”
-Johann Wolfgang Goethe-
Las estancias internas del castillo de Chenonceau
Tras pasear por los jardines, ya se está preparado para admirar toda la suntuosidad del interior del castillo de Chenonceau. Tal y como hemos dicho, estamos en el “Castillo de las Damas”, por esa razón las principales salas llevan el nombre de las mujeres que le han dado forma al monumento.
Ese toque femenino destila refinamiento en cualquier rincón del palacio, pero especialmente en lugares como los aposentos de Diana de Poiters, Catalina de Medici o Luisa de Lorena. En cualquiera de ellos sorprende el refinamiento del mobiliario y también de los detalles decorativos.
Pero además, hay que maravillarse con las pinturas de primera calidad que cuelgan en la Galería de Catalina de Medicis. Allí hay cuadros de Rubens, Poussin, Murillo o Tintoretto. Y sin duda alguna, es la máxima expresión de la elegancia que se respira en todo lo relacionado con el castillo de Chenonceau.