Big Ben: 9 curiosidades que probablemente no sabías

Big Ben: 9 curiosidades que probablemente no sabías

Escrito por Elena Blanco

Última actualización: 03 noviembre, 2017

El Big Ben es, quizás, el reloj más famoso del mundo. Es el símbolo de Londres por excelencia y uno de los monumentos más visitados de la capital británica. El estilo inglés se refleja en muchas cosas, como en su sociedad multicultural o en la vida nocturna de sus pubs, pero en ningún sitio se percibe con tanta fuerza como en el Big Ben.

A pesar de ser tan célebre, hay algunas historias y curiosidades que son desconocidas para la gran mayoría. Hechos que no todo el mundo sabe, pero que conforman la historia y leyenda del monumento más famoso de Inglaterra.

A continuación, te desgranamos 9 curiosidades sobre el Big Ben que seguramente no conozcas y que te harán ver este precioso lugar con otros ojos.

1. No se llama Big Ben

Big Ben en Londres
Big Ben – holbox

En realidad, Big Ben es la campana que está situada en lo alto de la torre del Parlamento, pero por extensión se utiliza siempre para denominar a la torre en su totalidad.

En realidad, la torre se llama Elisabeth Tower, aunque esto no ha sido así siempre. Hasta 2012 se llamó oficialmente Clock Tower, pero con los actos de jubileo de la reina Isabel se decidió cambiar el nombre en su honor.

2. La locura del creador

El diseño de la torre fue obra del arquitecto Pugin, y fue su último proyecto antes de que cayera en la depresión y la locura. Esto es lo que dijo justo antes de entregar los planos definitivos:

“Nunca en mi vida había trabajado tan duro para el señor Barry, mañana entregaré los diseños para terminar su campanario y es magnífico”.

3. La primera campana

Big Ben en Londres
Big Ben – ExFlow

La primera campana que se colocó pesaba unas 16 toneladas. No duró mucho, ya que tras solo dos meses en funcionamiento tuvo que ser sustituida porque había una enorme grieta en ella. Se reemplazó por otra de menor tamaño, de unas 13 toneladas.

4. El faro

Hay un pequeño faro que solo se enciende cuando el Parlamento está trabajando después del atardecer. Fue instalado por orden de la reina Victoria, para que esta pudiera saber desde el Palacio de Buckingham si estaban reunidos los parlamentarios.

5. Hermana de la torre de Pisa

La torre constantemente sufre oscilaciones debido a las condiciones del suelo. De esta manera, cada año se inclina unos dos centímetros.

Esto se ha acrecentado desde la construcción de algunos túneles de metro cercanos al Parlamento y la inclinación ya es apreciable a simple vista. De todas formas, pasarán unos 4000 años hasta que la inclinación de la torre del Parlamento se pueda comparar con la de la torre de Pisa.

Big Ben
Big Ben – pxl.store

6. Testigo de las guerras

Durante la I y la II Guerra Mundial el reloj permanecía apagado durante la noche. Se trataba así de evitar que sirviera de guía a los zepelines alemanes o a los pilotos del Blitz.

Fue testigo de primera línea de ambas guerras, sufriendo los contantes bombardeos a su alrededor. Pero nunca perdió su característica puntualidad.

7. Los funerales del Big Ben

Han sido frecuentes los silencios de las campanas en señal de respeto, como en el funeral de Winston Churchill o el de Margaret Thatcher. Por otro lado, cuando murió el rey Jorge VI en el año 1952, las campanas sonaban 56 veces cada minuto, ya que murió con 56 años de edad.

8. Puntualidad inglesa

Esferas del Big Ben
Esferas del Big Ben – Ivan Mateev

Dicen que el reloj del Big Ben tiene una precisión intachable. De vez en cuando se han tenido que realizar pequeñas reparaciones para ajustar las agujas, que en ocasiones iban apenas 7 segundos adelantadas.

A pesar de ello, sí que ha habido factores externos que han puesto en peligro esa famosa puntualidad. Por ejemplo, el año 1962 entró con 10 minutos de retraso, ya que en nochevieja se acumuló tanta nieve en las agujas que impidió que funcionara correctamente.

9. Andando (y solo si eres inglés)

A pesar de ser uno de los monumentos más visitados de Londres y de toda Inglaterra, su interior está cerrado al público. Solo pueden subir los británicos concertando una cita previa y con un permiso especial.

Además, deben tener en cuenta que no hay ascensor, por lo que hay que subir andando los 334 escalones de su interior. Eso sí, el esfuerzo merece la pena.