Los alebrijes: cultura y tradición en México

Los alebrijes son la imaginación hecha objetos. Estas maravillosas artesanías, originarias de México, representan tradiciones espirituales que están muy arraigadas y que tomaron nuevo ímpetu gracias a la extraña experiencia de un artesano.
Los alebrijes: cultura y tradición en México

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 13 marzo, 2020

Los alebrijes son figuras imaginarias que combinan características de diferentes animales y plantas, valiéndose para este fin de la técnica artesanal conocida como cartonería. Son originarios de México, presentan colores vibrantes y ponen a prueba la creatividad de sus autores.

Los alebrijes remiten a una simbología ancestral que guarda una relación íntima con la espiritualidad de cada ser. Tienen que ver con la existencia, con los deseos, la felicidad y la fantasía.

La elaboración de alebrijes estuvo durante mucho extraviada, sometida en gran medida a intereses de otro orden. Pero recuperaron el lugar que les correspondió desde siempre en la cultura de México gracias a Pedro Linares López.

La experiencia de Pedro Linares López

Pequeño alebrije

Este hombre era un artesano de oficio que se dedicaba al arte de la cartonería y que a los 30 años enfermó gravemente. Como no contaba con recursos para acceder a un médico, no tuvo más alternativa que ser atendido por sus hermanas y la experiencia en remedios caseros con la que ellas contaban.

En algún momento desconectó de todo y entró en un sueño  profundo. La experiencia transformó su vida. Contó que solo sentía paz interior y una inmensa alegría. Se encontraba en un lugar parecido a un bosque donde cada forma rebosaba una vida exuberante: nubes, plantas, rocas y animales irradiaban los colores de la felicidad.

Las metamorfosis de los alebrijes

Al mismo tiempo, todo atravesaba por una metamorfosis en la que los individuos abandonaban su identidad para adquirir otra. Toda posible fusión daba origen a nuevas criaturas, que se completaban a sí mismas adquiriendo formas más esenciales y más bellas.

Mientras las aves mutaban en piedras aladas con cuernos y los leones nadaban en el cielo, solo escuchaba palabra ‘alebrijes’. En el mismo sueño, un hombre de voz grave y tranquila le recordó que su camino en el mundo aún no había concluido. Luego despertó: había superado la enfermedad.

Pedro permaneció en silencio después de su enfermedad, no entendía lo que había pasado, pero sabía que la experiencia lo había transformado. Pasado un tiempo decidió empezar a darle vida a los personajes de su sueño, valiéndose para ello de lo que conocía mejor: la cartonería. A las figuras que elaboró las llamó alebrijes.

El legado de los alebrijes

Alebrijes

Pedro Linares López devolvió a su pueblo la capacidad de crear y creer en las tradiciones heredadas de sus ancestros generación tras generación. Su trabajo obtuvo reconocimiento mundial y personajes de la talla de Frida Kahlo y Diego Rivera fueron clientes asiduos, entre muchos otros.

El trabajo de Pedro Linares impactó tanto a la cineasta Judith Bronowski, que decidió producir y dirigir un documental sobre la vida y obra de este singular artesano en 1975. En 1990, en un homenaje, se le otorgó a Pedro Linares el Premio Nacional de Ciencias y Artes, dos años antes de morir.

Actualmente, la descendencia de este artista mantiene viva la tradición que heredó. También lo hacen miles y miles de cartoneros de varios estados mexicanos que ponen a prueba su imaginación en la tarea de crear alebrijes fantásticos.

En 2007 se inauguró La noche de los alebrijes, un evento organizado desde entonces por el Museo de Arte Popular. En él desfilan gigantescos alebrijes que iluminan el camino en medio de la oscuridad de la noche.

La cartonería

Alebrije en Ciudad de México

La cartonería está catalogada como un arte popular con gran arraigo en México. Básicamente, consiste en el modelado de figuras a partir de materiales tan sencillos como cartón, papel periódico, alambre, pinturas vinílicas y engrudo. Este último es un adhesivo de fabricación casera a partir de almidón de maíz en polvo y agua.

En sus orígenes, esta práctica estuvo ligada a las festividades de la religión católica en épocas del Virreinato español en México. El ritual se denominaba ‘la quema de Judas’ y consistía en quemar representaciones de Judas Iscariote fabricadas con trapos y paja.

Por esa época, los frailes también recurrían a la celebración del nacimiento del Niño Jesús con piñatas en las posadas, en un intento por evangelizar a los residentes de entonces. De igual modo, se utilizaban piñatas de siete picos para simbolizar los siete pecados capitales.

La actividad de la cartonería entró en un periodo de decadencia en el que solo se elaboraban imágenes religiosas heredadas de una cultura foránea. El único cambio importante se dio con la masificación del papel y la fabricación de estas figuras, con este material, a finales del siglo XIX.

El encanto de Oaxaca

Alebrijes en la celebración del Día de los Muertos

En la actualidad, la cartonería sigue participando en las festividades religiosas como el Día de los Muertos y otras. Sin embargo, ha tomado distancia, gracias en gran medida a los aportes del cartonero de oficio Pedro Linares.

En el estado de Oaxaca los alebrijes tuvieron una especial acogida, probablemente por el gran número de artesanos y artistas que viven y trabajan allí. Aunque tradicionalmente la mayoría de artesanos se dedican a la talla de madera de copal, encontraron que la combinación de alebrije y copal resultaba perfecta.

Algo que aumentó el entusiasmo de los oaxaqueños fue el concepto de alebrije como objeto único e irrepetible. Cada artesano añade o retira poco a poco elementos de la pieza, para determinar su valor simbólico.

Varios poblados de Oaxaca, como San Antonio Arrazola y San Martín Tilcajete, entre otros, basan su economía en la talla en madera. Por lo tanto, la mayoría de las familias de estas regiones dependen de la artesanía para su subsistencia.

La verdad revelada

Alebrije

Uno de los aspectos más llamativos de los alebrijes es que estas figuras ya estaban presentes en el arte zapoteca mucho antes del periodo prehispánico. En esta cultura mesoamericana era común elaborar tótems, máscaras, pequeños objetos e instrumentos musicales en madera.

Lo más interesante era el sentido espiritual y místico que atribuían a este tipo de objetos. Por un lado, servían como señuelos para atraer y atrapar especies de animales, de los cuales se alimentaban. Por otro, desempeñaban una función protectora contra los animales que representaban algún peligro para la comunidad.

A estos objetos tallados se les ha atribuido desde entonces una condición espiritual de protección y se empleaban para que acompañara la vida de cada niño. Son como la representación de su propia alma, que estará presente para cuidar sus sentimientos y pensamientos hasta el final de su existencia.

Por tanto, no es coincidencia que este sea exactamente el significado de un alebrije hoy en día: es como recuperar la memoria después de un estado de inconsciencia y enfermedad. Fue exactamente eso lo que le sucedió a Pedro Linares López.