La Puerta de Alcalá: historia de uno de los símbolos de Madrid
La Puerta de Alcalá es uno de los monumentos más conocidos e importantes de Madrid, así como uno de los más queridos por parte de sus ciudadanos. A continuación, te contamos brevemente su historia, así como otros datos y curiosidades que te pueden resultar de interés. ¿Nos acompañas?
Antecedentes de la Puerta de Alcalá
Mucho antes de que existiera la Puerta de Alcalá que hoy conocemos, Madrid disponía de otras puertas que permitían el acceso a la ciudad a través de la muralla que le rodeaba. Estas puertas servían para controlar fiscalmente la entrada de mercancías, pero también tenían una función defensiva.
El crecimiento de la ciudad fue acompañado por un aumento del perímetro de la cerca, por lo que los muros y las puertas tuvieron que moverse de sitio. Asimismo, hubo la necesidad de hacer una nueva puerta de entrada en la calle de Alcalá, justo enfrente de la de Alfonso XI: la que sería la Puerta de Alcalá.
Inicio de su construcción y evolución
Las obras para la construcción de la Puerta de Alcalá se iniciaron en 1770. Previamente, el rey Carlos III había realizado un concurso para ver quién sería el encargado de diseñar y realizar la construcción. El artista ganador fue Francisco Sabatini, que compitió con Ventura Rodríguez y José de Hermosilla.
Para la realización de la puerta se utilizó piedra blanca procedente de Colmenar de Oreja y, aunque la construcción se prolongó durante más tiempo del esperado, finalmente la inauguración tuvo lugar en 1778. La Puerta de Alcalá se convertía así en una de las cinco puertas reales de las que disponía Madrid.
“Madrid lo hicieron entre Carlos III, Sabatini y un albañil de Jaén, que era el que se lo curraba.”
-Francisco Umbral-
Algunos episodios de su historia
Por otro lado, la Puerta de Alcalá, de estilo neoclásico y aspecto monumental que imitaba de cierta forma a los Arcos de Triunfo romanos, no tardó en sufrir el blanco de proyectiles lanzados por los Cien Mil Hijos de San Luis en apoyo a Fernando VII. Los efectos de este suceso, acontecido en 1823, aún son visibles.
Posteriormente, el monumento ha pasado por diversas restauraciones. Más concretamente, cinco, aunque siempre se han respetado los materiales de origen. La primera se produjo en 1869, cuando se diseñó un entorno en forma de plaza, y la última, en 1992, cuando se renovó la cubierta de plomo.
Regresamos de nuevo a 1869, ya que es el año en el que se derribó la tapia que rodeaba la ciudad y, por tanto, la Puerta de Alcalá dejó de ser una de las entradas principales a la capital. De esta forma, apenas había cumplido cien años de servicio cuando su aspecto empezó a deteriorarse.
Ya en la actualidad, la Puerta de Alcalá es todo un símbolo de Madrid y sirve de punto de encuentro para diversos eventos culturales u oficiales, como cuando en el 2011 se le entregaron las llaves de la ciudad al papa Benedicto XVI.
Curiosidades de la Puerta de Alcalá
Sobre el friso de la fachada de la Puerta de Alcalá están sentados cuatro niños pequeños. Estos representan diversas virtudes: la fortaleza, la templanza, la justicia y la prudencia. Así lo quiso el propio rey Carlos III, con el objetivo de que los madrileños las tuvieran en cuenta cuando llegaran los tiempos difíciles.
Otra de las curiosidades de la Puerta de Alcalá es que, según se cuenta, Carlos III aprobó dos bocetos diferentes sin darse cuenta del error. Francisco Sabatini, no queriendo hacerlo evidente, optó por fusionar los dos proyectos. De ahí que el monumento presente dos caras totalmente diferentes.
Una de las diferencias entre ambos lados de la Puerta de Alcalá es que mientras uno consta de diez semicolumnas de estilo jónico, en la otra hay dos columnas acompañadas de pilastras. Asimismo, una parte está coronada por varios escudos heráldicos y la otra, por las cuatro virtudes que acabamos de nombrar.
Por otro lado, cabría destacar otros datos de interés, como que el monumento que nos ocupa es el primer arco del triunfo erigido en Europa tras la caída del Imperio romano; o que en el lugar hay dos monolitos que fueron colocados allí durante la época medieval por orden de Alfonso X el Sabio para regular el paso de los rebaños.
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