Te contamos la historia del Duomo de Milán
El Duomo de Milán es una maravillosa catedral de estilo gótico que despierta la admiración de todo el que la conoce. Se trata de una obra majestuosa donde las hayas con una singular e imponente fachada que no pasa inadvertida ante nadie. ¿Te gustaría conocer su historia? ¡Pues te la contamos!
Además de su belleza y su enrevesada arquitectura, esta catedral es una de las iglesias católicas más grandes del mundo. De hecho, tiene unos 157 metros de largo y en su interior caben alrededor de 40.000 personas. Veamos por qué y cómo se construyo este monumento espectacular.
La historia del Duomo de Milán
La construcción del Duomo de Milán comenzó en el año 1386, pero curiosamente los trabajos no se terminaron del todo hasta 1965, cuando se inauguró la última puerta. Pero desde el primer momento fue el auténtico corazón de la ciudad italiana, ya que las calles de Milán están alrededor de ella.
Antes que este magnífico templo, aquí se levantaba la basílica de San Ambrosio, que databa del siglo V, aunque se amplió en el siglo IX. Sin embargo, en el año 1075, y a causa de un incendio, el templo quedó arrasado. Algunos siglos después se construiría en su lugar el Duomo de Milán.
Fueron necesarios casi 600 años de construcción, planos y proyectos para hacer realidad la idea del arzobispo Antonio da Saluzzo. El estilo gótico que sugirió el arzobispo era simplemente brillante. Este incluía elementos que nunca antes se habían usado y que provenían de la arquitectura gótica francesa, como las naves laterales.
Como curiosidad, te contamos que la construcción comenzó cuando terminó el reinado del tirano Bernabé Visconti y subió al poder Gian Galeazzo Visconti, primo del obispo. Esta construcción se entendió como una recompensa a las personas que habían sufrido la represión durante el reinado del tirano.
Más sobre la historia del Duomo de Milán
Al diseñarse la catedral, se pretendía que esta fuera el gran centro religioso de la ciudad. Por ello, se demolieron otros edificios, como el Baptisperio de San Esteban y los palacios del Arzobispo y de Ordinari. La iglesia de Santa Maria Maggiore quedó en pie con el fin de usarla como cantera.
Los italianos estaban gratamente sorprendidos y entusiasmados por la construcción. Este hecho hizo que se pudieran recoger grandes cantidades de dinero en forma de donaciones. Gracias a ello, la obra progresó rápidamente en sus primeros años.
Además, se contó con el trabajo de trescientos empleados, con Simone da Orsenigo a la cabeza, todos pertenecientes a la Fabricca del Duomo. Y no solo eso, sino que Gian Galeazzo les dio vía libre para usar todo el mármol que necesitaran de la cantera de Candoglia y, además, los eximió de pagar ningún impuesto.
Tan solo tres años después de comenzar la construcción, se encargó el proyecto a otro arquitecto, Nicolas de Bonaventure, el cual dio un estilo gótico muy marcado al exterior. Hubo expertos que dijeron que estaba todo construido erróneamente y sin saber, por lo que en poco se derrumbaría. Con el tiempo se ha comprobado que los errados eran ellos.
“Un edificio tiene dos vidas. La que imagina su creador y la vida que tiene. Y no siempre son iguales.”
-Rem Koolhaas-
¿Demasiado tiempo?
Las obras se desarrollaron con enorme rapidez. En el año 1402 ya estaba media catedral terminada. Sin embargo, los trabajos se vieron interrumpidos hasta 1480 por falta de dinero y de ideas para continuar con el proyecto.
Parecía que les estaba viniendo grande un edificio de tal magnitud. Todo cambió en este año cuando Leonardo da Vinci visitó la ciudad y accedió participar en las reuniones de mejoras del proyecto. No obstante, aunque ninguna de sus ideas se llevó a cabo, pareció inspirar otras mentes para tener ideas nuevas.
Pero las obras avanzaron muy lentamente en los siglos siguientes. De hecho, fue el mismísimo Napoleón quien en 1805 ordenó que se concluyera la fachada principal. Y los trabajos en el templo aún se prolongarían siglo y medio antes de quedar completamente terminado.
Muchos pueden creer que casi 600 años es mucho tiempo para construir una catedral, pero el Duomo de Milán no es una catedral cualquiera. Está llena de detalles, columnas, ventanales, ¡una colosal obra de arte! Posiblemente no se hay visto, ni se verá nada ni remotamente parecido. ¿Ya estás planeando tu próximo viaje a la bella Italia?
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