Una ruta por los pueblos del valle del Roya

El valle del Roya está en el corazón de los Alpes Marítimos. En él se descubren bonitos pueblos que parecen colgados de las montañas.
Una ruta por los pueblos del valle del Roya

Escrito por Elena Blanco

Última actualización: 12 abril, 2019

Situado en la frontera francoitaliana, en el valle del Roya aparecen casi por arte de magia pequeños pueblos colgando de la montaña. Pertenecen al feudo de los Grimaldi-Lascaris. Son pueblos llenos de encanto que se levantan junto al río que da nombre al valle. Vamos a conocerlos. ¿Nos acompañas?

Además de la belleza de su casco urbano y su emplazamiento, llaman especialmente la atención los edificios religiosos que podemos encontrarnos allí. Hay preciosos conventos, capillas renacentistas e iglesias de estilo barroco cuyos altares, en su mayoría, fueron financiados por las familias pudientes de la zona.

Hoy nos montamos en el coche y recorremos la serpenteante carretera que discurre al lado del río. Es un pequeño curso de agua que da nombre al valle y que discurre durante 60 kilómetros por los Alpes Marítimos para desembocar en el Mediterráneo.

En las orillas de ese río, que cruza una y otra vez la frontera entre Francia e Italia, se encuentran tres pueblos maravillosos que vamos a visitar.

Tende, una joya en el valle del Roya

Pueblo de Tende en el valle del Roya
Vista de Tende

Tende es el primer pueblo en el que nos detenemos. Se encuentra integrado en el parque nacional del Mercantour y justo al lado de otro valle de grandísima belleza: el valle de las Maravillas.

Este municipio es una mezcla de las influencias alpinas, francesas e italianas. Hay rincones que no puedes perderte en tu visita a esta pequeña ciudad medieval, como sus capillas, la colegiata y los restos del antiguo castillo del pueblo.

En Tende puedes hacer una visita guiada (eso sí, solo las ofrecen en francés o italiano), acudir a un taller de patrimonio, asistir a alguno de los conciertos que aquí se organizan, pasear en burro por los alrededores…

Y una recomendación muy especial: visita el valle de las Maravillas que mencionábamos. Es uno de los museos a cielo abierto más grandes que existen. En él podrás ver más de 30 000 grabados rupestres de la Edad de Bronce.

Saorge, de vuelta a la Edad Media

Calle de Saorge
Calle de Saorge

La segunda parada de nuestro recorrido por el valle del Roya es Saorge. Declarado pueblo monumental, es un claro ejemplo de localidad medieval. Por su localización, servía de defensa del resto del valle y tenía fama de ser un pueblo fuerte y duro.

No te pierdas la iglesia de Saint-Sauveur, que data del siglo XV, la de Madone del Poggio o el convento de los Franciscanos. Tampoco te olvides de las capillas de Saint-Jacques y la de Saint-Sébastien. Y, por supuesto, disfruta de unas maravillosas vistas del pueblo y del valle en su conjunto desde el antiguo castillo de Mallemort.

Si te queda tiempo, nada como hacer alguna ruta a pie por el municipio o por sus alrededores. Y si además eres un apasionado de la pesca, aquí podrás encontrar grandes ejemplares de trucha.

Fontan, el pueblo más alegre del valle del Roya

Vista del pueblo de Fontan
Fontan

El último pueblo que visitamos es Fontan, en pleno corazón del valle. Muchos dicen que este municipio es “la alegría de los pescadores de truchas”. Puede ser que sus caserones de piedra o de coloridos enfoscados sean la razón.

En realidad, Fontan no es solo Fontan, sino que es la unión de dos pueblecitos: Bergue Superior e Inferior. Se sitúan a más de 800 metros de altitud. Para llegar hasta allí hay un pequeño sendero algo complicado, rodeado de matorrales y vegetación variada que le da al lugar un ambiente especial.

Si tienes la suerte de visitar la zona en primavera y en otoño, verás cómo los colores del paisaje cambian por completo y el ambiente que se respira en Fontan es totalmente diferente.

Lo que no te puedes perder en Fontan es la iglesia de Nuestra Señora de la Visitación, de estilo barroco, y el castillo de la Causéga. Y fíjate en las fachadas de las casas, que están decoradas con la técnica de trompel’oeil o, lo que es lo mismo, el trampantojo.

¿Qué te ha parecido este pequeño recorrido por la frontera franco-italiana? Si quieres disfrutar de una ruta espacial y poco conocida, la del valle del Roya te va a encantar.