La Capilla Sixtina: la capilla más famosa del mundo

Los frescos de la Capilla Sixtina pintados por Miguel Ángel dejan maravillados a todos aquellos que los contemplan. Son unos de los grandes tesoros de los Museos Vaticanos.
La Capilla Sixtina: la capilla más famosa del mundo
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 01 junio, 2019

La Capilla Sixtina es el sancta sanctorum del arte que guarda el Vaticano. En la Basílica de San Pedro o en los Museos Vaticanos hay incontables obras maestras de la pintura, la escultura, la orfebrería… de cualquier disciplina artística. Pero ninguna es capaz de alcanzar el nivel ni la fama de la Capilla Sixtina, sencillamente la capilla más famosa de todo el mundo.

La Capilla Sixtina: gran obra de Miguel Ángel

Bóveda de la Capilla Sixtina
Bóveda de la Capilla Sixtina

Es extraordinariamente difícil decidir cuál es la mejor obra de Miguel Ángel Buonarroti. Fue un creador excepcional que hizo maravillosas esculturas como su David o el Moisés y que, a la vez, se convirtió en un gran urbanista, diseñando en parte el corazón de la actual plaza de San Pedro del Vaticano.

Y por si fuera poco, realizó maravillosas obras pictóricas, casi todas ellas murales. Pero de todo ese trabajo como pintor ninguna alcanza la calidad de sus frescos en la Capilla Sixtina.

Por su volumen, su emplazamiento, el tiempo que invirtió en ella y la influencia que ha tenido a lo largo de la historia del arte, la Capilla Sixtina, quizás, sea la gran obra de Miguel Ángel.

De hecho, se ha convertido en la metáfora o referente para cualquier creación artística. Fijaros cuando escribimos, por ejemplo, que la cueva de Altamira es la ‘Capilla Sixtina’ del arte rupestre o cuando se dijo que Miquel Barceló había pintado la ‘Capilla Sixtina’ contemporánea en la sede de la ONU de la ciudad suiza de Ginebra.

¿Para qué se usa la Capilla Sixtina?

Frescos en la Capilla Sixtina
Capilla Sixtina

Un poco más adelante vamos a volver a hablar de las pinturas murales que realizó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Pero ahora os vamos a contar para qué se usa este espacio. El uso más habitual ya os lo podéis imaginar. Es una de las mayores atracciones de la visita a los Museos Vaticanos.

Una entrada que se acompaña con el recorrido por la basílica y que deleita a todo aquel que lo hace. En la visita se contemplan obras de la antigüedad, así como creaciones medievales y de otros genios del Renacimiento como el gran Rafael, entre otros muchos artistas.

Para todo el que visita el Vaticano, uno de los momentos más esperados es cuando se adentra en la Capilla Sixtina. Pero puede ocurrir que el acceso no se permita. Si es así, es muy posible que el Papa haya fallecido y todos los cardenales tengan que elegir al nuevo Pontífice. El cónclave se reúne, precisamente, en la Capilla Sixtina.

Las dos obras de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina

Tal y como hemos avanzado, ahora vamos a hablar con un poco más de detalle de las pinturas de Miguel Ángel. Estas son fruto de dos momentos distintos de trabajo. Primero, entre los años 1508 y 1512 hizo los frescos de la bóveda. Mientras, el encargo de la pared con El Juicio Final lo recibió en 1535. Veamos una y otra.

La bóveda

La creación de Adán de Miguel Ángel
‘La creación de Adán’

En la bóveda de la Capilla Sixtina, el artista pinta diversos episodios bíblicos. Para ello, se inventa toda una arquitectura que compartimenta el espacio y que le sirve para enmarcar las distintas escenas. Allí están las famosas La creación de Adán o La expulsión del Paraíso, además de otros episodios como David contra Goliat.

Pero más que la narración, lo realmente impresionante es cómo ha pintado todas y cada una de esas escenas. Más que pinturas, parecen esculturas por las poderosas anatomías que presentan. Y, aunque veamos los personajes a varias decenas de metros sobre nuestras cabezas, el artista es capaz de trasladarnos toda la fuerza y el vigor de esos relatos.

El Juicio Final

'El Juicio Final'
‘El Juicio Final’

Más de 20 años después de aquella proeza artística de juventud, Miguel Ángel recibió un nuevo encargo: pintar la cabecera de la Capilla Sixtina. Y aquí, ya siendo un artista más maduro, decidió no compartimentar el espacio y aprovechó todo el muro para recrear la escena del Juicio Final más famosa que se haya pintado jamás.

Fue una obra impresionante y revolucionaria en su tiempo, entre otras cosas porque originalmente el artista presentaba a casi todos los personajes desnudos. A su modo de ver, este era un símbolo de pureza.

Sin embargo, eso a las altas instancias religiosas no les terminó de convencer y acabaron por encargar a otro pintor que fuera tapando los órganos sexuales de las figuras. Y esta es una prueba más de que hasta los más grandes artistas de la historia y creaciones tan geniales como es la Capilla Sixtina, en ocasiones, pueden ser incomprendidas.