La Basílica de San Petronio, la quinta más grande del mundo

Este templo de Bolonia iba a ser el más grande del mundo. Ni siquiuera llegó a terminarse, pero es de un enorme interés.
La Basílica de San Petronio, la quinta más grande del mundo
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 27 marzo, 2019

La Basílica de San Petronio, en la ciudad italiana de Bolonia, es sencillamente impresionante. Es un templo de tales dimensiones, que simula ser un gigante que domina la Plaza Mayor boloñesa. Un espacio urbano de lo más ecléctico y animado. Una plaza que es absolutamente imposible no visitar durante un viaje a Bolonia.

El tamaño de la Basílica de San Petronio

Vista aérea de la Basílica de San Petronio en Bolonia
Basílica de San Petronio

Comencemos a hablar por lo más característico de la Basílica de San Petronio: su portentoso tamaño. Estamos hablando de un templo que alcanza los 130 metros de longitud, mientras que su anchura es algo menos de la mitad, 60 metros. Y en cuanto a la tercera dimensión, la altura, su cúpula se eleva 45 metros sobre el suelo.

Sus enormes dimensiones hacen que este templo de Bolonia se convierta en la quinta iglesia más grande de la cristiandad.

No obstante, hay que decir que originalmente todavía se quiso hacer mayor, con la intención de superar a San Pedro del Vaticano. Pero el papa de la época lo impidió, diciendo que no podía haber iglesia mayor que la suya.

San Petronio, patrón de Bolonia

Puerta de la Basílica de San Petronio
Puerta de la basílica – Parsifal / Wikimedia Commons

La Basílica de San Petronio está bajo la advocación del santo patrón de Bolonia. Fue en esta ciudad donde el santo ejerció como obispo allá por el siglo V.

Sin embargo, a modo de curiosidad, os diremos que sus reliquias no han reposado en este templo hasta el año 2000. Y eso que la basílica se comenzó a construir a finales del siglo XIV.

Sin embargo, y como veremos a continuación, se trata de una obra cuyo desarrollo ha durado cientos de años. Tanto es así que no se consagró hasta 1954. En fin, que vamos a contaros algo de su historia.

Historia de la Basílica de San Petronio

Fachada de la Basílica de San Petronio
Basílica de San Petronio – Gwendolyn Stansbury / Flickr.com

El comienzo de las obras de la Basílica de San Petronio tuvo lugar en el año 1390. Unas obras que habían de seguir el proyecto del arquitecto Antonio Vincenzi. Sin embargo, apenas una docena de años después, con el fallecimiento del arquitecto, hubo una importante paralización de los trabajos.

A partir de aquí las labores de construcción se iban a prolongar hasta el siglo XVII. Pero no solo eso, sino que la fachada de la basílica, todavía hoy permanece inacabada. De hecho, solo tiene su decoración en mármol en la zona más baja.

En gran parte, el tortuoso desarrollo constructivo de la esta iglesia se debe a que el proyecto era muy ambicioso. Ni más ni menos que se quería hacer la iglesia más grande del mundo. Algo que de por sí entraña sus riesgos.

Pero además, se contaba con la oposición del papado. De hecho, en el siglo XVI, Pío IV, para evitar que el templo boloñés fuera mayor que el Vaticano, mandó construir un edificio de la universidad en un solar cercano. De esta manera lograba impedir que el templo siguiera creciendo.

Además, eso también tuvo otra consecuencia. Por ser tan ambiciosos, las autoridades de Roma no le concedieron el rango de catedral. Por eso el templo no fue sede de la diócesis y su categoría es la de basílica.

El interior de la Basílica de San Petronio

Interior de la Basílica de San Petronio
Interior de la basílica – Adrian Scottow / Flickr.com

Más allá de esas disputas, lo cierto es que la Basílica de San Petronio tiene un interés máximo. Por aquí han pasado los más grandes arquitectos italianos, como Andrea Palladio, famoso por sus villas venecianas; Vignola, que trabajó con Miguel Ángel; o Rainaldi, que proporcionó al templo un destacado programa decorativo de estilo barroco.

Además de sus aspectos arquitectónicos, también en su interior hay muchas joyas. Algunas en forma de cuadros góticos, renacentistas o barrocos. Entre todo ello, quizás lo más renombrado sean los frescos de la Capilla Bolognini, pintados por Giovanni de Módena.

Una curiosidad dentro de la basílica

Otro elemento en el que hay que fijarse en la visita a la Basílica de San Petronio es una larga línea meridiana. Es una línea que trazó el astrónomo G. Domenico Cassini a mediados del siglo XVII. Todavía hoy, con sus 65 metros, es la meridiana más grande que se puede ver en el mundo.