Historia de la construcción del Golden Gate de San Francisco

Historia de la construcción del Golden Gate de San Francisco
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 18 julio, 2023

El Golden Gate de San Francisco es uno de los grandes iconos de esta ciudad californiana. Además de eso, es uno de los puentes más hermosos de todo el planeta, ya que posee un extraordinario equilibrio entre sus enormes proporciones y la armonía de sus formas. Por si fuera poco, se integra a la perfección en la bahía de San Francisco, creando una de las estampas más fotografiadas durante un viaje a California.

El tamaño del Golden Gate de San Francisco

Gente cruzando el Golden Gate de San Francisco
David Yu / Flickr.com

Durante varias décadas, de 1937 a 1964, el Golden Gate fue el puente colgante con el vano más grande del mundo, ya que la distancia entre los apoyos alcanza los 1.280 metros. Y precisamente, desde esos apoyos se levantan las torres, que se elevan hasta los 227.

En definitiva, es un puente enorme, descomunal. Sin embargo, en la actualidad ya no es el más grande de San Francisco, ya que ese honor recae en el Bay Bridge.

Una gran obra de ingeniería

Golden Gate de San Francisco
Justin Brown / Flickr.com

A pesar de que el Golden Gate esté lejos de ser uno de los puentes más grandes del mundo, cuando quedó acabado, en 1937, se consideró que era una de las grandes obras de ingeniería de su tiempo.

Y a diferencia de otras obras semejantes, la verdad es que en este caso no se trató de un simple reto constructivo, sino que era una verdadera necesidad, ya que en pocos años el tráfico en San Francisco había crecido desmesuradamente y los ferrys que había no podían cubrir la demanda.

Por eso se levantó el puente, en cuya construcción se invirtieron cuatro años, de 1933 a 1937. El resultado fue un viaducto que en la actualidad tiene 6 carriles para vehículos, además de otros para bicis y peatones. Mientras, en su parte baja se dispone de conducciones de energía entre las dos orillas. Y todo ello, elevado a casi 70 metros sobre las aguas del mar, ya que por allí navegan grandes barcos.

Más datos sobre el Golden Gate de San Francisco

Golden Gate en San Francisco
Golden Gate – Matt Chepeleff

Es de justicia que se nombre al ingeniero jefe que dirigió todo el proyecto de construcción del Golden Gate. Este fue Joseph Strauss. Un hombre que no solo dirigió el día a día de la obra, sino que incorporó importantes novedades, sobre todo en lo referente a la seguridad de los trabajadores.

Prácticamente la mitad de la obra, desde enero de 1933 hasta mediados de 1935, se dedicó a levantar las dos torres el puente. Dos torres desde las que había que tender los dos cables que sustentan toda la estructura.

Estos dos cables de acero son de unas proporciones alucinantes, ya que pesan más o menos 12.000 toneladas y alcanzan el metro de diámetro. Es decir, eran tan grandes que se tuvieron que fabricar allí mismo.

Los laterales del Golden Gate

Lateral del Golden Gate de San Francisco
Images by John ‘K’ / Flickr.com

Ya hemos dicho que el tablero central del puente que va de torre a torre llega a los 1.280 metros. Pero el Golden Gate de San Francisco en sí es más largo, ya que ambas torres se apoyan en el agua y la estructura sigue hasta tierra, a un lado San Francisco y al otro Sausalito. De esta manera, el puente en total se prolonga casi unos 3 kilómetros.

“Los científicos estudian el mundo tal como es; los ingenieros crean el mundo que nunca ha sido.”

-Theodore Von Karman-

El Golden Gate es rojo

Golden Gate de San Francisco
Martijn Loth / Flickr.com

La verdad es que el nombre del Golden Gate de San Francisco evoca a Estambul, que en tiempos de Constantinopla se conocía como la “Puerta Dorada” entre Asia y Europa. Sin embargo, el puente más famoso de San Francisco no es dorado, es rojo. Y lo es prácticamente desde que se concluyó la obra.

La razón es que ese color se lo daba el protector que impide la oxidación del metal. Pero se vio que la gran salinidad del Pacífico iba a acabar con cualquier otra pintura que se pusiera encima. De manera que se dejó ese característico tono rojo, el cual se repasa de forma periódica para evitar que desaparezca.

Porque ahora, realmente, nadie podría imaginarse un Golden Gate de color dorado, o en cualquier otro tono que no sea su emblemático rojo-anaranjado que lo hace tan llamativo y, a la vez, tan hermoso.

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